Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza. Sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector y no habré de caer. Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡mi refugio está en Dios! Confía siempre en él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante él. ¡Dios es nuestro refugio! Salmo 62,5-8
Señor nuestro Dios, Padre de todos nosotros, bendice nuestra comunidad en el nombre de nuestro Salvador Jesucristo. Que tu Espíritu lleve a cabo lo que somos incapaces de hacer, para que experimentemos fortaleza y alegría, algo de la eternidad, y podamos hacer frente a la vida con toda su maldad, dolor y sufrimiento. Porque nos has llevado hacia ti, en espíritu, alma y cuerpo somos de otro mundo, más alto que este mundo terrenal y transitorio. Queremos permanecer fieles a este mundo de lo alto, para que tu alabanza brote de un corazón y una voz unidos, y que el nombre de Jesucristo nos alumbre y nos muestre el camino a todo lo verdadero y eterno.
Amén
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