Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

domingo, 31 de mayo de 2015

¡Quién te descubriera, mi Dios!



Tan Único y, a la vez tan distinto
como Padre, Hijo y Espíritu Santo
pero, sabiendo que el AMOR,
puede interpretar tan gran secreto.
Eres el Dios con nosotros y, todavía,
andamos empeñados en caminar solos,
en creer y vivir incomunicados,
en amarnos, más a nosotros mismos,
que disfrutar dándonos a los demás.

¡Quién te descubriera, mi Dios!
Como Alguien que no alcanzo a entender
pero, como Alguien, que vive conmigo,
que se ofrece en un misterio de Tres personas,
que habla con la fuerza y la autoridad del Padre,
que ama con las manos y el cuerpo del Hijo,
que quema con el fuego del Espíritu Santo.

¡Quién te descubriera, mi Dios!
Como Dios verdadero, único e indiviso.
Como Dios futuro,
pero presente en nuestras tribulaciones.
Como Dios familia, y llamándonos a la comunión.
Como Dios que busca la unión, y no la dispersión.

¡Gracias, Señor!
No eres un Dios solitario.
No eres un Dios cerrado             .
No eres un Dios independiente.

¡Gracias, Señor!
Porque, en tu intimidad,
sabes desplegarte en tres personas tan distintas,
pero en un mismo Dios verdadero.

¡Gracias, Señor!

P. Javier Leoz
 
 

¡GLORIA Y ALABANZA A TÍ, SANTÍSIMA TRINIDAD, ÚNICO Y ETERNO DIOS!



Bendito seas, Padre, que en Tu infinito Amor
nos has dado a Tu Hijo Unigénito,
hecho carne por obra del Espíritu Santo
en el seno purísimo de la Virgen María
y nacido en Belén hace dos mil años.
Él se hizo nuestro Compañero de viaje
y dio nuevo significado a la historia,
que es un camino recorrido juntos
en las penas y los sufrimientos,
en la fidelidad y el amor,
hacia los cielos nuevos y la tierra nueva
en los cuales Tú, vencida la muerte, serás Todo en todos.

¡Gloria y alabanza a Ti, Santísima Trinidad, Único y Eterno Dios!

Que por tu gracia, Padre,
este tiempo sea un tiempo de conversión y de gozoso retorno a Ti;
que sea un tiempo de reconciliación entre los hombres
y de nueva concordia entre las naciones;
un tiempo en que las espadas se cambien por arados
y al ruido de las armas le sigan los cantos de la paz.
Concédenos, Padre, poder vivir dóciles a la voz del Espíritu,
fieles en el seguimiento de Cristo,
asiduos en la escucha de la Palabra
y en el acercarnos a las fuentes de la gracia.

¡Gloria y alabanza a Ti, Santísima Trinidad, Único y Eterno Dios!

Sostén, Padre, con la fuerza del Espíritu,
los esfuerzos de la Iglesia en la nueva evangelización
y guía nuestros pasos por los caminos del mundo,
para anunciar a Cristo con la propia vida
orientando nuestra peregrinación terrena hacia la Ciudad de la Luz.
Que los discípulos de Jesús brillen por su amor hacia los pobres;
que sean solidarios con los necesitados
y generosos en las obras de misericordia;
que sean indulgentes con los hermanos
para alcanzar de Ti ellos mismos indulgencia y perdón.

¡Gloria y alabanza a Ti, Santísima Trinidad, Único y Eterno Dios!

Concede, Padre, que los discípulos de Tu Hijo,
purificada la memoria y reconocidas las propias culpas,
sean una sola cosa para que el mundo crea.
Se extienda el diálogo entre los seguidores de las grandes religiones
y todos los hombres descubran la alegría de ser hijos tuyos.
A la voz suplicante de María, Madre de todos los hombres,
se unan las voces orantes de los apóstoles y de los mártires cristianos,
de los justos de todos los pueblos y de todos los tiempos,
para que este tiempo sea para cada uno y para la Iglesia
causa de renovada esperanza y de gozo en el Espíritu.

¡Gloria y alabanza a Ti, Santísima Trinidad, Único y Eterno Dios!

A Ti, Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre,
Por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia,
En el Espíritu que santifica el universo, alabanza, honor y gloria
ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

(SAN JUAN PABLO II . CELEBRACIÓN DEL GRAN JUBILEO DEL AÑO 2000)

sábado, 30 de mayo de 2015

Sus sandalias



Dame tus sandalias, María.
Quiero sentir el polvo del camino para llegar hasta Dios desprendido de todo.
Quiero fiarme de la Palabra y no sustentarme en el alimento cotidiano.

Dame tus sandalias, María.
Para transformar mi camino en encuentro personal y definitivo con Dios.
Para confiar en Aquel que habla de lo alto cuando yo me empeño en mirar hacia abajo.

Dame tus sandalias, María.
Para ser y vivir un poco como Tú sin más brújula que tu fe, ni más amparo que  la luz de la luna.

Dame tus sandalias, María.
Para decirle a Jesús que, aun con debilidades, su resurrección es para mí motivo de alegría, llamada a la conversión, oportunidad para una vida nueva, agua fresca en mi existencia oscura y sedienta.

Dame tus sandalias, María.
Y, si quieres y puedes, dime cuál es tu paso y tu número, para caminar de igual forma que Tú.
Amén.

P. Javier Leoz

 
 

viernes, 29 de mayo de 2015

Fieles a las mociones.



Ser santos

La santidad no consiste tanto en hacer ni mucho ni poco, sino más bien en dejar hacer a Dios en nosotros, y a dejarnos guiar por el Espíritu Santo que es el Autor de nuestra santificación.

Por eso lo que debemos cuidar en nuestra vida espiritual, si queremos adelantar y no retroceder, es ser fieles a las mociones del Espíritu Santo que Él nos da en cada momento del día, pues todos decimos que queremos ser santos, pero en la práctica somos poco dóciles a Dios y no estamos atentos a lo que Dios nos va pidiendo.

Siempre debemos hacer el bien y evitar el mal, ya que Dios nunca mandará a que hagamos el mal. También debemos conocer las reglas de discernimiento de los espíritus para saber si una moción viene en realidad de Dios, o del espíritu maligno, o quizás también de nosotros mismos. Por ello será de no poca ayuda el que tengamos un esclarecido director espiritual que nos vaya guiando por los caminos de la santidad.

Igualmente debemos saber que Dios no deja a la deriva a quien tiene buena voluntad y quiere ser santo, porque el Señor pondrá los medios para que el alma se santifique de una u otra manera. Y será un motivo más de gloria para el servidor que se haya vuelto santo contando con tan pocos recursos.

Estemos atentos a las mociones del Espíritu Santo para hacer en cada momento lo que Dios quiere que hagamos, y si no tenemos que hacer nada, no hagamos nada, porque el ser fieles a Dios no quiere decir que estemos constantemente preguntándonos o preguntándole a Dios qué es lo que quiere que hagamos. Recordemos que somos instrumentos en las manos de Dios, somos sus herramientas, y también el artesano tiene sus tiempos para usar cada una de sus herramientas, dejando en reposo las que no necesita por el momento, y a veces las limpia, las recompone, las restaura, e incluso las transforma en elementos decorativos de su casa, de tanto como se ha encariñado con una determinada herramienta. Dejemos a Dios que nos utilice como quiera, dándonos misiones importantes o no tanto, o quizás dejándonos en reposo por largo tiempo. Todo lo que hace Dios está bien, y a nosotros nos toca aceptar lo que Dios quiere, porque es lo mejor, y porque jamás se vio que una simple y pobre herramienta le dé consejos al que la maneja.

Sitio Santísima Virgen

jueves, 28 de mayo de 2015

Y Dios dijo




Si nadie te ama, mi alegría es amarte. 
Si lloras, estoy deseando consolarte.
Si eres débil, te daré mi fuerza y mi alegría.
Si nadie te necesita, yo te busco.
Si eres inútil, yo no puedo prescindir de ti.
Si estás vacío, mi ternura te colmará.
Si tienes miedo, te llevo en mis brazos.
Si quieres caminar, iré contigo.
Si me llamas, vengo siempre.
Si te pierdes, no duermo hasta encontrarte.
Si estás cansado, soy tu descanso.
Si pecas, soy tu perdón.
Si me hablas, trátame de tú.
Si me pides, soy don para ti.
Si me necesitas, te digo: estoy aquí dentro de ti.
Si te resistes, no quiero que hagas nada a la fuerza.
Si estás a oscuras, soy lámpara para tus pasos.
Si tienes hambre, soy pan de vida para ti.
Si eres infiel, yo soy fiel contigo.
Si quieres hablar, yo te escucho siempre.
Si me miras, verás la verdad en tu corazón.
Si estás en prisión , te voy a visitar y liberar.
Si te marchas, no quiero que guardes las apariencias.
Si piensas que soy tu rival, no quiero quedar por encima de ti
Si quieres ver mi rostro, mira una flor, una fuente, un niño.
Si estás excluido, yo soy afiliado.
Si todos te olvidan, mis entrañas se estremecen recordándote.
Si no tienes a nadie, me tienes a mí.
Si eres silencio, mi palabra habitará en tu corazón.


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