Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

jueves, 30 de noviembre de 2017

Miedo



Es interesante comprobar cuántas veces en las Sagradas Escrituras, Dios o los enviados de Dios les dicen a los hombres: “No teman, no tengan miedo”.

Y es que el miedo paraliza y nos hace amargar la vida, porque por miedo no hacemos lo que debemos hacer, y así frustramos los planes de Dios sobre nosotros. 
 
Para no tener miedo debemos ser muy amigos del Espíritu Santo, pues fue Él quien descendió sobre los Apóstoles llenos de miedo, y les dio el valor y el coraje para salir en todas direcciones a anunciar el Reino de Dios. 
 
Siendo amigos del Espíritu Santo e invocándolo con frecuencia, iremos perdiendo los miedos injustificados y Dios nos encomendará grandes misiones.
Quizás hemos sido educados en el miedo, tal vez nuestros padres nos sobreprotegieron o cometieron algún error en nuestra crianza y por eso somos miedosos. Pero no importa el pasado, tanto mejor porque ahora tenemos la oportunidad de modificar eso, de convertirnos y dar vuelta la situación. Los santos no nacieron santos, sino que tenían defectos como nosotros, pero se vencieron y, con la ayuda de Dios, se hicieron héroes de la virtud, capaces de hacer grandes obras para el Cielo y también para la tierra. 
 
Así que cuando nos llegue el miedo, sopesemos la situación a ver si en realidad es un miedo justificado, o no lo es. Entonces, si notamos que tenemos miedo sin razón, pidamos luz al Espíritu Santo y en su Nombre arrostremos la situación que se nos presenta. 
 
El miedo hacer cometer muchos errores, y nos va como encasillando dentro de nosotros mismos, y no nos deja salir a vivir plenamente el Evangelio, siendo misericordiosos con todos, y valientes para cumplir la Palabra de Dios en medio del mundo. 
 
Tenemos a Jesús Resucitado que camina a nuestro lado, entonces ¿qué podemos temer? Si el Señor ve todo y tiene todo, absolutamente todo bajo su control. 
 
Y para no tener miedo no pequemos, porque la culpa luego infunde miedo. Tenemos miedo a Dios después del pecado, igual que Adán y Eva, que después de pecar se escondieron de Dios. 
 
Es el demonio el que vive en el miedo y tiene miedo de que nos escapemos de sus manos y nos salvemos, y por ello nos infunde miedos para tenernos atados y como amordazados, para que no hagamos el bien, para que no evangelicemos, para que no obremos misericordiosamente con todos.
Estemos atentos a ello y sopesemos nuestros miedos para, al descubrirlos, intentar vencerlos con la gracia de Dios.


miércoles, 29 de noviembre de 2017

La oración más antigua fuera de la Biblia




La oración fue escrita a finales del siglo I

La Escritura está repleta de principio a fin de oraciones, pero después de la última página del Apocalipsis, ¿cómo rezaban los primeros cristianos a Dios?
La oración cristiana más antigua fuera de la Biblia puede encontrarse en las obras de san Clemente de Roma, el cuarto Papa de la Iglesia Católica Romana. Ocupó el trono del sucesor de san Pedro desde el 88 al 99 y se dice que fue consagrado obispo por el mismo san Pedro.
Escribió una oración que el historiador A. Hamman, O.F.M., llama “Oración para todas las necesidades”. Es una oración hermosa, rica en simbolismo y firmemente arraigada en el mensaje del Evangelio. A continuación se presenta un fragmento de esta antigua oración, que es considerablemente larga. La oración completa forma parte del final de la Epístola a los Corintios de san Clemente, según señala el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC 1900).



Eres sólo el benefactor de los espíritus
y el Dios de toda carne;
que miras en los abismos,
y escudriñas las obras del hombre;
el socorro de los que están en peligro,
el Salvador de los que están en angustia;
el Creador y observador de todo espíritu;
que multiplicas las naciones sobre la tierra,
y has escogido de entre todos los hombres
a los que te aman por medio de Jesucristo, tu querido Hijo,
por medio del cual nos enseñaste, nos santificaste y nos honraste.
Te rogamos, Señor y Maestro, que seas nuestra ayuda y socorro.
Salva entre nosotros a aquellos que están en tribulación;
ten misericordia de los abatidos;
levanta a los caídos;
muéstrate a los necesitados;
restaura a los apartados;
convierte a los descarriados de tu pueblo;
alimenta a los hambrientos;
suelta a los presos;
sostén a los débiles;
confirma a los de flaco corazón.
Que todos los gentiles sepan que sólo Tú eres Dios,
y Jesucristo es tu Hijo,
y nosotros somos tu pueblo y ovejas de tu prado.
Tú, que por medio de tu actividad hiciste manifiesta
la fábrica permanente del mundo.
Tú, Señor, que creaste la tierra.
Tú, que eres fiel de generación en generación,
justo en tus juicios,
maravilloso en la fuerza y excelencia.
Tú, que eres sabio al crear
y prudente al establecer lo que has hecho,
que eres bueno en las cosas que se ven
y fiel a aquellos que confían en Ti,
compasivo y clemente,
perdónanos nuestras iniquidades y nuestras injusticias
y nuestras transgresiones y deficiencias.



martes, 28 de noviembre de 2017

Pureza.



Bienaventurados los puros de corazón, porque verán a Dios, ha dicho el Señor en el Evangelio.
Y ésta es una gran verdad que se comprueba en este mundo moderno, que vive en la impureza y por eso es incapaz de ver a Dios y de entender las cosas de Dios.
El demonio trata en primer lugar de inducirnos a la impureza, porque sabe que a través de este pecado nos va desmantelando toda la vida espiritual.
No es por casualidad que a Jesús en el desierto el demonio le tentó primero con el pan, que es el símbolo de la sensualidad, es decir lo tentó con la mujer.
Satanás es muy hábil en este tipo de tentaciones, porque la tentación de la carne es la tentación más fuerte en el hombre. Y el demonio se burla de nuestras caídas, ya que él, por ser ángel, por ser espíritu, ignora completamente lo que significa tener un cuerpo como nosotros, y somos muy despreciables para él cuando caemos en estos pecados de impureza.
La Virgen ha dicho en Fátima que los pecados que llevan más almas al Infierno son los de la carne, y esto no es de poca monta. Y si echamos una mirada a nuestro alrededor, podemos decir sin equivocarnos que hoy más que nunca la impureza inunda el mundo. ¿Quién conserva la pureza y la castidad hoy en día? Los que luchan valientemente, los que rezan y reciben la Eucaristía, los que dominan sus ojos y deseos, los que apagan el televisor y no miran películas de cine, los que tienen una tierna y fuerte devoción a María Santísima, en definitiva los que combaten contra este mundo que, hoy más que nunca, está en poder del Maligno.
Pero ¡atención!, que debemos ser puros, pero humildes y sencillos, sin juzgar ni condenar a nadie por pecador que sea o haya sido. Que no se cumpla con nosotros ese dicho que dice: “Puros como ángeles y soberbios como demonios”.
Sepamos compadecer a los que no pueden guardar la pureza, los que han caído. Y demos gracias a Dios si nosotros conservamos la pureza y no caemos, porque es una gracia de Dios que, si nos dejara de sus manos, caeríamos en los más graves pecados.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Nos queda algo por intentar





En estos tiempos calamitosos, donde la maldad lleva la delantera y la discordia se extiende en las familias y en los pueblos, nos puede suceder que no encontremos la solución a situaciones de enfermedad, peleas, discordias y otras tantas vicisitudes que no podemos remediar y por las cuales ya quizás no sabemos más qué hacer.

Pero nos queda una cosa por intentar: rezar el rosario. Si ya rezamos los cinco misterios todos los días, pues empecemos a rezar los veinte misterios diarios. Y si ya estamos rezando los veinte misterios cada día, entonces elevemos el número de rosarios rezados bien, y tengamos la seguridad de que las cosas se acomodarán. Y si por algún motivo no se resuelven como esperamos, al menos con el rezo ardiente de muchos rosarios habremos influido en todas nuestras situaciones familiares, personales, laborales, etc., y tendremos una gran paz y alegría interiores, que harán que encaremos y aceptemos las circunstancias que debemos vivir con mucha entereza y valor, pero sobre todo, con mucha paz en el alma. 
 
La Virgen en todas sus apariciones nos viene pidiendo que recemos el rosario, que recemos muchos rosarios, y ya no sabe casi cómo solicitarnos a que le obedezcamos en esto. ¿No caemos en la cuenta de que éste es el gran secreto que nos trae María: Rezar el rosario, muchos rosarios? 
 
Cuando rezamos rosarios, los nudos de nuestros problemas se aflojan, y hasta a veces se desatan por completo. Y además, recibimos un mar de gracias, dones y favores celestiales, y hasta materiales, cuando rezamos muchos rosarios, que se puede decir que basta con rezar el rosario para ser felices. Quien no lo crea así, que haga la prueba, que intente empezar a rezar más rosarios y que compruebe por sí mismo esta gran verdad y este secreto que nos da la Santísima Virgen. 
 
Tengamos en cuenta que si nos decidimos a practicar este consejo, al diablo no le gustará nada y nos pondrá trabas y falsas razones para que no lo llevemos a la práctica, para que no recemos el rosario varias veces. Pero ya nos ha dicho el Señor que hay que entrar por la puerta estrecha y el camino angosto para alcanzar la salvación. Así que cuando tengamos tiempo libre recemos un rosario. Y si tenemos mucho tiempo libre, recemos muchos rosarios. Cuando uno quiere realmente rezar, el tiempo para rezar llega solo, ya que Dios mismo nos va preparando las cosas para que nos dediquemos a Él, a su Madre, a la oración. 
 
La verdad es que quizás todavía no habíamos empleado este método de rezar muchos rosarios. Sigamos el consejo de San Padre Pío de Pietrelcina que rezaba decenas de rosarios por día, y que sólo hubiera deseado que el día tuviera cuarenta y ocho horas, para poder duplicar los rosarios que rezaba. 
 
Nosotros quizás no podremos rezar tantos rosarios, pero sí podemos empezar rezando uno, y luego dos, y luego el rosario completo, y tal vez más. 
 
No solamente solucionaremos nuestros problemas, sino que obtendremos una lluvia de gracias sobre nuestros seres queridos, nuestras familias, ciudades y naciones, y sobre el mundo entero, incluido el Purgatorio.




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