Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

sábado, 28 de febrero de 2015

¡Tu protección va más allá de nuestro entendimiento!


¿Quién, después de Tu Hijo, se interesa como Tú en el género humano?
¿Quién nos defiende sin cesar en nuestras tribulaciones?
¿Quién nos libra tan pronto de las tentaciones que nos acosan?
¿Quién toma nuestra defensa para disculparlas en los casos desesperados?

En virtud de la fuerza que Tu maternidad te ha concedido ante Tu Hijo, aunque seamos condenados por nuestros pecados y que no nos atrevamos más a mirar hacia el Cielo, Tú por medio de Tus súplicas e intercesión nos salvas del suplicio eterno.
Por eso el afligido en Ti se refugia, el que padece la injusticia a Ti recurre, el que está dentro del mal invoca tu asistencia.
Todo lo que viene de Ti, Madre de Dios, es maravilloso, todo es más grande que la naturaleza, todo supera nuestra razón y nuestras fuerzas.

¡Tu protección va más allá de nuestro entendimiento!

San Germán de Constantinopla

jueves, 26 de febrero de 2015

“CAMINANTE NO HAY CAMINO”






“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Con este poema, con fondo y mucha filosofía de fondo, se expresó Machado (Extracto de Proverbios y cantares XXIX)

1.- Cristiano; no hay cuaresma que se sostenga en sí misma. Es el día a día el que, de verdad, te va hacer sentir si Dios es importante para ti. En tu camino, con tu esfuerzo y de la mano de Dios, comprobarás si ese camino es cierto o, tan sólo, un engaño. Si en ese camino va Dios contigo o, por el contrario, sólo quieres ir tú contigo mismo. ¿Hay camino para Dios?
La cuaresma, en sí misma, no es esencial. Es importante en cuanto que nos lleva a la Pascua. ¿Y qué nos aguarda en la Pascua? Ni más ni menos que, como en Belén, primero un Señor humillado pero, más tarde, un Señor glorificado.
Esto, amigo, no se vive de la noche a la mañana. Esto, amigos, no se prepara como quien va a una librería y sólo lee el índice de un libro pensando que, con eso, ya es suficiente.
El cristiano, en la cuaresma, se pone en camino. Y con los pasos de la oración, la conversión, la penitencia, la caridad o la eucaristía aprende a no dejar de lado a Cristo. ¿Seremos capaces de caminar con Cristo o, tal vez, preferimos otros corredores con más colores pero sin trascendencia alguna?

2.- Cristiano; la cuaresma será lo que tú quieras y lo que Dios esté dispuesto a regalarte. Ni el esfuerzo te va a garantizar tu encuentro con Jesús ni, tu tibieza o frialdad, te van hacer cambiar un ápice de aquello en lo que estás instalado: yo soy así. La cuaresma, en ese sentido, nos ofrece un abanico de posibilidades para llegar hasta la Pascua más llenos y, sobre todo, más conscientes de lo que se celebra. No hay peor cosa que, llegar al calvario, con el hombro débil y sin estar preparado para el peso de la cruz. Asomarnos al sepulcro y no ver nada porque, nuestros ojos, están llenos de telarañas superfluas.
La cuaresma, precisamente por eso y por mucho más, es como un “balneario” donde salen del cuerpo de nuestras almas (y también del corporal) aquello que estorba a la Gracia, aquello que nos impide reconocer lo mucho que Dios ha hecho por nosotros.
El Adviento nos llevó a la Navidad y, tal vez, no vimos ni el pesebre ni lo que habitaba dentro de él. La cuaresma nos empuja a Jerusalén. Malo será que, al llegar, nos quedemos en el bosque y no veamos la cruz. Nos subamos al monte y no bajemos al sepulcro vacío.
Que el Señor, de la mano de Teresa de Jesús en este V Centenario y de San Juan Bosco en su Bicentenario, nos ayuden a crear ambiente alrededor de la periferia de nuestras almas.

3.- El Papa Francisco insiste constantemente en la necesidad de salir a las periferias de los pobres. No es menos cierto que, tal vez la gran pobre (porque la alimentamos poco o nada) es precisamente el alma. Ese lugar donde Dios quiere reinar y hacernos todo para Él. ¿Estamos dispuestos? ¿Quieres convertirte? ¿De qué? ¿Por qué? En marcha: hay un camino por recorrer. Aunque, a veces, sea duro el golpe.
Que la escucha de la Palabra de Dios, las prácticas de piedad, la eucaristía diaria, la honestidad y sinceridad de nuestra vida, el ejercicio de la caridad, la oración personal y la abstinencia, nos ayuden a sentir que, el Señor, comienza su andadura camino del calvario. ¿O es que no le queremos acompañar desde la cruz y arrimando nuestros hombros a la cruz?

Javier Leoz


 

Entréname, Señor


Quiero estar preparado, por Ti y contigo,
para que la dureza de la cruz no me sorprenda
y que lejos, de asustarme,
vea en ella un exponente y un altavoz de tu gloria.

Quiero mantenerme en forma,
para no perder el ritmo de la fe,
y no se apague el brillo de mi esperanza.

Porque, temo que si Tú no vas conmigo,
el maligno aproveche cualquier fisura,
y se adentre en lo más hondo de mis entrañas.

Entréname, Señor.
Quiero jugar contigo el gran partido de la Pascua;
ahora, con el color morado de la penitencia,
pero pronto, en la alborada de Resurrección,
con el color blanco del triunfo de la VIDA.

Sí; Señor, quiero que en estos 40 días
me enseñes a mirar hacia el cielo,
me indiques cómo entregarme a mis hermanos,
me recuerdes que,
en la sobriedad y no en la abundancia,
está la riqueza y la felicidad de mis años.

Entréname, Señor.
Y que pueda volver de los caminos equivocados
y que, postrándome ante Ti,
pueda decir sin temor ni vergüenza alguna:
he pecado, no merezco ser de los tuyos,
“trátame como a uno de tus jornaleros”.

Necesito correr, Señor,
recuperar el estilo de un auténtico creyente
y hablarte, con oraciones que nacen en el silencio.
Escuchar palabras que sanan y salvan.
Corregir pautas y comportamientos,
actitudes y olvidos que me alejaron
de Ti hace tiempo.

Entréname, Señor.
Y, haz que esta Santa Cuaresma,
sea una oportunidad para acercarme a todo ello.
Amén.

P. Javier Leoz


 

martes, 24 de febrero de 2015

Cambia una vida



Cuantas veces llegas a tu casa en las noches y solamente puedes pensar en todo el tiempo que invertiste en esto o en aquello, muchas veces sin frutos porque las cosas no salieron como esperabas.
Y pasamos nuestro día sin dar una palabra de aliento, sin ayudar con un dinero al que menos tiene, sin invitar al menos afortunado a nuestra casa.

Hoy puede ser un día diferente para tu historia.
Hoy, puedes cambiar una vida para siempre y hacer la diferencia para alguien más.
¿Deseas trascender? ¿Quieres sentir que has hecho algo por alguien?
Este es el día que puede marcar la diferencia.
Haz el propósito de cambiar una vida.
Detente un momento a saludar al que pide en la calle, recuérdale que Dios le ama,y ayúdalo con algo que marque la diferencia, no con aquello que te sobra, sino que sacrifica tu salida a comer, la película que ibas a ver ,o la camisa o el perfume que ibas a comprar.

Invita a alguien a comer en tu casa, y recíbelo con el mismo amor que Jesús lo haría contigo.
A partir de hoy detente un momento a hablar con esa anciana a quien todos ignoran.
A partir de hoy, haz como Jesús y cambiala vida de todos los que se crucen en tu camino en cada momento.

Busca la forma, el medio, la oportunidad de hacer algo realmente importante que cambie una vida.
Puedes pasar por este mundo como han pasado muchos, o puedes hacer la diferencia y trascender para siempre sabiendo que hiciste un bien,de proporciones realmente cristianas, a una persona.
Si cada uno lo hace, el mundo en poco tiempo será otro.
No pierdas tu oportunidad, y HOY cambia una vida.


 


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