¿Quién, después de Tu Hijo, se interesa
como Tú en el género humano?
¿Quién nos defiende sin cesar en nuestras tribulaciones?
¿Quién nos libra tan pronto de las tentaciones que nos acosan?
¿Quién toma nuestra defensa para disculparlas en los casos desesperados?
En virtud de la fuerza que Tu maternidad te ha concedido ante Tu Hijo, aunque seamos condenados por nuestros pecados y que no nos atrevamos más a mirar hacia el Cielo, Tú por medio de Tus súplicas e intercesión nos salvas del suplicio eterno.
¿Quién nos defiende sin cesar en nuestras tribulaciones?
¿Quién nos libra tan pronto de las tentaciones que nos acosan?
¿Quién toma nuestra defensa para disculparlas en los casos desesperados?
En virtud de la fuerza que Tu maternidad te ha concedido ante Tu Hijo, aunque seamos condenados por nuestros pecados y que no nos atrevamos más a mirar hacia el Cielo, Tú por medio de Tus súplicas e intercesión nos salvas del suplicio eterno.
Por eso el afligido en
Ti se refugia, el que padece la injusticia a Ti recurre, el que está dentro del
mal invoca tu asistencia.
Todo lo que viene de
Ti, Madre de Dios, es maravilloso, todo es más grande que la naturaleza, todo
supera nuestra razón y nuestras fuerzas.
¡Tu protección va más allá de nuestro entendimiento!
¡Tu protección va más allá de nuestro entendimiento!
San Germán de Constantinopla
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