Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

miércoles, 31 de enero de 2018

5 cosas que un padre de familia puede aprender de San José


San José, debió de haber hecho algo muy bueno en su vida como para haber terminado con tan magnífica responsabilidad: «ser Padre adoptivo del Hijo del Dios vivo»
San José es el Patrón de los padres, precisamente porque sirve como gran ejemplo. Hay mucho que podemos aprender de él.
En el video el Padre James Martins, que habla sobre la vida oculta de San José, explica que el patrono de los padres tuvo una vida prácticamente desconocida, desde los 12 hasta los 30 años de Jesús. Además en todo el Evangelio casi no se habla de él, excepto en unas muy contadas ocasiones, no se encuentra en la crucifixión, ni tampoco lo encontramos cuando Jesús está predicando por todas las regiones. Una de las pocas veces que oímos de él es cuando alguien hace un comentario despectivo, una escena en donde está Jesús y una persona pregunta: ¿No es ese el hijo del carpintero?, ¿Por qué deberíamos escucharlo? (Mt 13,55) Por medio de esto, también sabemos que en su comunidad él era muy conocido, pero en realidad nosotros sabemos muy poco sobre él.
Un poco de su vida
De acuerdo con las Escrituras, podemos presumir que se iba a casar con María cuando ella tenía quizá 14 o 15 años, y el probablemente estaba rondaba los 20 años de edad. Sin embargo la mayoría de las pinturas de José lo reflejan como a un hombre mayor, pero eso es incongruente, lo más seguro es que él haya sido un hombre joven.
San José, fue un hombre a quien se le dio una increíble responsabilidad, el regalo de criar a Jesús y esa es una vida que José vivió en el anonimato, si lo piensas, fueron 18 años de la vida de Jesús y ¿quiénes fueron sus maestros?, María, pero también José.
Las enseñanzas de un Padre a su Hijo
Jesús pasó mucho tiempo a solas con José en la carpintería, y si reflexionas la clase de cosas que necesita un carpintero, son los mismos talentos que Jesús aplicó luego durante su predicación, por ejemplo, paciencia para saber tratar la madera correctamente, debe ser honesto para lidiar con las personas en buenos términos, debió ser muy trabajador. Así que José le enseñó a su hijo esos valores que luego terminaría usando.
También, como padre judío, le enseñó a Jesús las tradiciones de su religión, así que no hay ninguna razón para no pensar, que la primera persona que le enseñó a Jesús sobre su verdadero padre, Dios, fue José, su padre adoptivo. José con sus enseñanzas, ayudó a crear el instrumento más necesario para la salvación  del mundo.
José, hombre justo y amoroso
En Palestina, María y José estaban comprometidos, muchos de nosotros pensamos ¿por qué cuando María se presentó ante José estando embarazada, él no rompió el compromiso? En aquel entonces un compromiso era casi como estar casados, así que si hacías algo que rompiera ese compromiso, era un gran escándalo. Si José hubiese expuesto a María a la ley, la habrían lapidado por estar embarazada, pero incluso antes de que Jesús naciera el buen corazón de José y su naturaleza bondadosa perdonaban.
El Evangelio dice que José tuvo un sueño, y creo que los sueños son a veces la manera que tiene Dios de comunicarse con nosotros, en el sueño le dijeron que tomara a María como su esposa. Pienso que parte de esa compasión y perdón de José, fue inculcado luego en Jesús, pero la vida de José está tan oculta que ni siquiera sabemos cuando muere, creo que él es ejemplo para todos los que tomamos la decisión de vivir una vida buena y santa, que quizá no sea vista por muchos, pero si será vista por Dios.
Seamos como San José, hagamos buenas acciones, seamos buenas personas, ayudemos a los demás, no porque nuestra vida será contada para el conocimiento de muchos, sino para que Dios y solo Dios sepa lo que hemos hecho.
Aquí hay cinco cosas que podemos aprender de San Joséde un artículo del Padre John A. Hardon:
  1. Humildad: La humildad es la virtud moral que permite a una persona ir más allá de sí mismo. Es la virtud que restringe el rebelde deseo de la grandeza personal, y la lleva a amarse a sí misma de manera ordenada, basados en la verdadera apreciación de su posición con respecto a Dios y a su prójimo. La humildad religiosa reconoce la completa dependencia de Dios. La humildad moral reconoce la igualdad entre todos los seres humanos. Sin embargo la humildad no es solo lo opuesto al orgullo, es también lo opuesto a la libre abyección desmedida, la cual dejaría de reconocer los dones de Dios y utilizarlos de acuerdo a su voluntad.
  2. Castidad: La castidad es la virtud que modera el deseo del placer sexual de acuerdo con los principios de la fe. Para la gente casada, la castidad modera el deseo de conformidad con su vida, para quienes no están casados que desean llegar al matrimonio, el deseo es moderado por la abstención hasta (o a menos que) se casen. Para aquellos quienes han decidido no casarse, se sacrifica el deseo en su totalidad.
  3. Obediencia: La obediencia es la prueba de nuestro amor por Dios, sus mandamientos son la manera de demostrar nuestro amor por Él; no hay obediencia donde no hay amor, hay mucha obediencia donde hay mucho amor.
  4. Prudencia: Debemos de estar en silencio cuando es claramente necesario hacer algo y no hablar de ello. Para algunas personas hablar y hablar más es una excusa para cumplir la voluntad de Dios, pero el discurso no sustituye las acciones". Como un acto de virtud, la prudencia requiere tres etapas: aconsejarse cuidadosamente a uno mismo y sobre los demás; juzgar correctamente sobre la base de la evidencia disponible; y dirigir las acciones de uno de acuerdo a las normas determinadas después de que un juicio prudente se haya hecho.
  5. El amor por su familia, Jesús y María: San José merece nuestra admiración por sus otras virtudes, pero debe ser especialmente imitado en su amor por Jesús y María. San José puso su amor en sus acciones, él no se limitó a decirle a Jesús y a María que los amaba, el actuó por su amor, él lo vivió.

lunes, 29 de enero de 2018

COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN....


Santa MADRE TERESA DE CALCUTA eres una MAESTRA del vivir con el Corazón de Cristo en las manos. Qué palabras tan verdaderas para hacer vida y hacer cielo...

“El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió.”

COMO NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN....

Perdonar es difícil, pero nunca imposible.

El verdadero perdón nunca va separado del olvido.

Perdonar es no recordar la ofensa, haciendo como si nunca hubiera existido.

Así perdona Dios, devolviendo a la nada todo el mal que ponemos en sus manos.

De la misma manera que su Palabra creadora y amorosa da el ser a las cosas, sacándolas de la nada y del poder del maligno, así también su Palabra sanadora y misericordiosa hace volver a esa nada, al reino de donde salieron, el mal y el pecado de sus hijos.

Tu capacidad de perdón dice mucho de la calidad de tu vida cristiana.

Si poco perdonas, poco amas. Si has recibido mucho perdón, eres muy amado.

Si quieres ser perdonado, tu también has de querer perdonar.

El perdón cristiano no sabe nada de rencores, de gratificaciones y compensaciones, de exigencias ni de derechos.

No es solidaridad ni debe ser un mero protocolo de convivencia social y de buenas costumbres.

Perdona, aunque tengas tú la razón, aunque tu perdón no sea conocido por el otro, aunque nadie te lo agradezca, aunque te lo malinterpreten, aunque te suponga la incomprensión, la crítica o la persecución, aunque te cueste lo indecible.

Tu perdón es fuente de alegría y de libertad interior. Vaya si lo es!

Piensa que, antes que tu perdonases, fuiste también perdonado.

Piensa que el mayor perdón lo recibiste tu, sin merecerlo ni pedirlo, en la Cruz, allí donde también recibes el mayor acto de amor.

Así ha de ser también tu perdón: capaz de llegar siempre hasta el extremo de la cruz y del amor.

Enrique Álvarez Moro

domingo, 21 de enero de 2018

Agua Bendita!


Termino el día haciendo la señal de la Cruz pausada junto con mis dedos mojados en Agua bendita. Cómo siento que me abraza Jesús desde la Cruz. Cómo me envuelve con su Vida, con su paz, con su ternura. Y me viene a la mente aquel episodio de la vida de Santa Teresa.

Una vez Santa Teresa de Jesús se encontró con un Niño en el convento, quien le extrañó que no estaba acompañado.

Le preguntó:
Y Tú quién éres...?

El Niño le respondio:
Y quién éres Tú...?

Yo soy Teresa de Jesús, le respondió. Y TÚ?

Y el Niño le respondió a su vez:
Yo soy Jesús de Teresa...!

EL ES JESÚS DE ENRIQUE, DE COVA, DE TERE, DE TXARU, DE CHITINA, DE CELIA, DE JUAN ANTONIO, DE LYDIA, DE FORO, DE ANA, DE CHARO, DE PRAXI... de todos nosotros. A Él le pertenecenos siempre. El que no encontró posada en su infancia se ha hecho nuestro Hogar. Beso a la Iglesia que me engendró en su "Útero", la Pila bautismal. Me lavó para vivir, para renacer cada día, para luchar por la gloria de Dios. TRAZAR LA SEÑAL LA CRUZ CON AGUA BENDITA Y SENTIR: "YO SOY JESÚS DE ENRIQUE". ESTO ES VIVIR EN EL AMOR Y EN LA ESPERANZA DE DIOS QUE NOS HIZO SUYOS! ¿Qué nos puede pasar de mal? Siempre estará El. Aquí o allá. Os quiero y bendigo!

Enrique Álvarez Moro

lunes, 15 de enero de 2018

Oración de Sanación

Señor mío, gracias por todo el amor que has depositado en mi corazón. Gracias por tenderme tu amiga y por consolarme en medio de mis penas.

Creo en tu sabiduría que me por senderos llenos de triunfos. De ella me fío para tomar mis decisiones y no desviarme del camino que me has trazado

Pongo en tus manos todos mis proyectos, mis planes, mis sueños acciones porque sé que permaneces atento a mis súplicas y no quedaré defraudado.

Oh Cordero de Dios, dame la fuerza para continuar luchando por mi salvación y no caer en las trampas del enemigo que busca a todo dar hacerme daño.

Dale fuerzas a mi espíritu para alejarme de la vanidad que corroe el alma y causa apegos terrenales que de nada me sirven para cosechar buenos frutos.

No puedo salvarme sin tu ayuda, por eso te pido que limpies mi corazón para que mis acciones honren siempre tu Santo Nombre y sea ejemplo para otros

Quiero tener un corazón desprendido y generoso. Cuento contigo para salir victorioso en la prueba, vencer todos los obstáculos y seguirte con alegría.

Confió en Ti, pues mi esperanza está puesta en tus promesas y en tus Palabras de amor y consuelo que levanta a mi pobre alma acongojada. 

Amén

Píldoras de Fe

domingo, 14 de enero de 2018

Pensar en la eternidad.

Pensar en la eternidad es lo que ha hecho que muchos hombres y mujeres se retiraran a los desiertos a orar y hacer penitencia. Y si bien nosotros quizás no estemos llamados a esta vocación, nos vendrá muy bien pensar y meditar en la eternidad.

Porque esta vida terrena no lo es todo, sino que después de nuestra muerte comienza realmente lo que permanecerá para siempre, por los siglos de los siglos, mientras Dios sea Dios. 

¡Y qué felicidad si alcanzamos el Paraíso! ¿Cuándo acabará? Nunca. ¿Cuánto durará? Siempre. Estas dos palabras: “nunca” y “siempre” tienen un significado que da vértigo al pensar que en el más allá, en la eternidad adquieren su valor. 

Por eso es que Dios permite males en este mundo, y vemos desgracias y personas que sufren y que tienen hambre. Pues ¿qué importa una vida de padecimientos si al final, después de esta corta o larga vida, vendrá la dicha sin fin? 

Y en cambio ¿para qué sirve una vida felizmente vivida, pero sin salud de alma, sin la gracia santificante, de modo que luego de nuestra muerte nos esperara una eternidad de horror en el infierno?

Ya lo ha dicho el Señor en el Evangelio que de nada le sirve al hombre ganar el mundo entero si al final termina condenado para toda la eternidad. 

Pero también debemos saber que si Dios permite el mal y que haya miseria y hambre, es para darnos una oportunidad a nosotros de ser misericordiosos y socorrer a los hermanos. Porque Dios nos pedirá cuenta del bien no realizado, ya que Dios permite que haya dolor para que nosotros ejerzamos la misericordia y hagamos el bien y nos santifiquemos. ¡Ay de nosotros si somos duros e indiferentes ante el dolor de los demás! 

Pensemos frecuentemente en esta palabra: “eternidad”, y a la luz de ella veamos todas las cosas de este mundo, que es pasajero y que debemos vivirlo de tal modo que nuestra eternidad sea de luz y felicidad sin fin, y no de horror y sufrimiento sin límites.

Santísima Virgen 

sábado, 13 de enero de 2018

Las mismas cosas

 veces escuchamos los mensajes de nuestra Madre del Cielo, que en muchas partes de la tierra nos invita a aumentar la oración, y creemos que sólo se trata de aumentar materialmente el tiempo de oración. Pero lo que debemos hacer es ser más conscientes de los actos de piedad que hacemos todos los días. 
Efectivamente a veces desperdiciamos las mejores obras y oraciones porque las hacemos rutinariamente y con la mente y el corazón en otra parte. 
Entonces no se trata tanto de aumentar el tiempo material de oración y de piedad, sino más bien de poner todo el corazón en lo que hacemos habitualmente, cada día. Y esto vaya no sólo para el tiempo de oración, sino para cada acción que realizamos durante el día, porque nos olvidamos de vivir bien cada momento, de aprovechar el momento presente para santificarnos. Quizás esperando las grandes ocasiones de servir a Dios, nos olvidamos y desperdiciamos las pequeñas ocasiones de servir a Dios que nos trae el vivir cotidiano. 
Tenemos una sola vida para aprovecharla y ser santos, y el tiempo es un tesoro que va pasando por nuestras manos, y que no hay que malgastarlo ni por un instante, sino que ya sea rezando, trabajando, descansando o recreándonos, tenemos que aprovecharlo para alcanzar la santidad. 
Las mismas misas, los mismos sacramentos, las mismas obras de misericordia y las mismas oraciones de siempre, pero haciéndolas por amor y con más ardor, nos santificarán, ya que no se trata de aumentar la cantidad sino más bien de mejorar la calidad de nuestras obras. 
Y todo se hace fácil si amamos, porque quien ama encuentra todo fácil de realizar. El amor es el motor para todo, y quien ama se hace semejante a Dios, que todo lo puede, y para quien no hay nada imposible.

Santísima Virgen

sábado, 6 de enero de 2018

Lo has encontrado ya?


Hermaninos, NUESTRO BELÉN DE GALA. Para gloria de Dios y para anunciar la belleza del Corazón de Dios...Con el os bendecimos, especialmente a los enfermos y solos.

JESÚS ES DIOS Y ES NUESTRO ÚNICO REGALO. EN SU CARNE SE GUARDAN TODOS NUESTROS DESEOS DE AMOR Y DE VIDA ETERNA. YO NO TE DOY ORO, INCIENSO Y MIRRA SINO MI CORAZÓN, MI TRABAJO, MI CANSANCIO, MI MIRADA Y MIS MANOS VACÍAS Y PECADORAS! Compensa si quieres, mi pobre labor!

Esta mañana, los Reyes Magos han pasado por tu casa. Y así anda todo revuelto: papeles por los pasillos, cajas en los rincones…

A pesar de todo ese desorden, te voy a pedir que busques bien: ¿Has encontrado los regalos del Niño Jesús? ¡Menudo día de Reyes, si Aquél por quien tanto viajaron se queda sin sus ofrendas!

Ta daré una pista, para que encuentres lo que Melchor, Gaspar y Baltasar le han dejado al Niño:

– Oro: No tienen por qué ser lingotes amarillos; pesan mucho. Pero seguro que hay un dinero para Jesús, que tú entregarás como ofrenda a los pobres y como ayuda a la Iglesia.

– Incienso: Es la oración que asciende al Cielo como el humo, y perfuma el aire llenándolo de Dios. Tus propósitos de rezar más este año son incienso agradable al Niño Dios.

– Mirra: Es bálsamo que unge a los muertos, y cambia el olor de putrefacción por aroma agradable. Tus ayunos, tu mortificación y penitencia, este año, convertirán la muerte en vida.

¿Lo has encontrado ya? ¡Pues venga, corre, a Misa! ¡A entregar las ofrendas al Niño Dios!

Enrique Álvarez  Moro

martes, 2 de enero de 2018

MIREMOS A JESÚS COMO LO MIRA MARÍA.


BUENOS Y SANTOS DÍAS MIS HERMANOS. Como los Magos ya nos ponemos en camino para adorar al AMOR DE LOS AMORES. Salimos de nuestra comodidad y esquemas y vamos hacia la humildad de Dios para después volver a lo cotidiano por otro camino, el de la lógica de Dios, el del AMOR EN CRUZ. La fe viene por la escucha de la palabra. Seamos auténticos cristianos: leamos cada día, aunque sean dos versículos, la Sagrada Biblia. Creamos a Dios. Dedicamos mucho tiempo a las cosas de este mundo. ¿Por qué nos cuesta tanto dedicar tiempo a Dios y para bien de nuestra alma? En la vida eterna, desearíamos tener un sólo minuto terrenal para hacer un acto de amor a Dios.

Deja que Cristo Dios te incendie con sus rayos de amor divino. Ponte en su presencia, adorándolo muy frecuentemente. Aunque no lo veas, así como tu piel se hace morena con los rayos del sol, así mismo ocurre con tu alma: la gracia de Dios te empapa. OS QUIERO.

MIREMOS A JESÚS COMO LO MIRA MARÍA. ES NUESTRA  VIDA. QUE NUESTROS PECADOS Y LOS DE LOS DEMAS NO NOS LO ROBEN NI NOS LO MATEN! Niño Jesús, eres mi corazón. Beso tu carne y no me separo de ti. Tu ternura me convierte diariamente!

Enrique Álvarez Moró

lunes, 1 de enero de 2018

Oración de sanación



Señor, Tú eres un Dios generoso que siempre tiene sus brazos abiertos y el corazón engrandecido para acoger a todos los que se acercan a Ti

Con humilde de corazón voy a Ti buscando tu paz y tu gracia con la intención de mejorar y ser alguien de provecho en esta vida, sobre todo para los míos.

Me abro al dulce misterio de tu encarnación, a esa venida gloriosa en la que millares de ángeles celestiales alabaron en cántico tu nacimiento divino.

Cómo los pastores que se acercaron en tu nacimiento para glorificarte, también yo quiero llenarme de tus maravillas y experimentar el gozo de tu paz.

Me siento protegido y amado por tu presencia, me sostienes, actúas con poder en mi vida y cumples en mi cada una de tus promesas de felicidad.

Como María, quiero ser testigo del milagro de tu amor, conservar y meditar toda tu divinidad en mi corazón y amarte con plena libertad.

Mi Dios, mi Rey, ven y mira lo profundo de mi corazón y repara todas aquellas grietas que el dolor y el sufrimiento han dejado a su paso.

Soy para Ti y quiero vivir para Ti. Dame todas tus fuerzas para hacer nacer tu rostro en cada situación que viva y en cada obra que realice. 

Amén

Pildoras de Fe
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