Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

martes, 31 de mayo de 2016

¡Dichosa Tú que has creído!


 
―Tú que has creído con fe rebosante de alegría en la Anunciación, Visitación, Natividad, Presentación en el Templo y Encuentro en el Templo.
―Tú que has creído con fe impregnada de dolor en toda la Pasión de Getsemaní, flagelación, coronación de espinas, Via Crucis y al pie de la Cruz del calvario.

―Tú que has creído con la fe de una gloria incipiente en la glorificación de tu Hijo, en la Resurrección, Ascensión y Pentecostés.

―Tú, cuya fe se cumplía en la Asunción.

¡Madre nuestra adornada con la corona de la gloria celestial, ruega por nosotros!

(San Juan Pablo II . Ángelus 14-octubre-1984)


lunes, 30 de mayo de 2016

Mensaje de Misericordia



20 Poco después me enfermé. La querida Madre Superiora me mandó de vacaciones junto con otras dos hermanas a Skolimów, muy cerquita de Varsovia. En aquel tiempo le pregunté a Jesús: ¿Por quién debo rezar todavía? Me contestó que la noche siguiente me haría conocer por quién debía rezar.

Vi al Ángel de la Guarda que me dijo seguirlo. En un momento me encontré en un lugar nebuloso, lleno de fuego y había allí una multitud de almas sufrientes. Estas almas estaban orando con gran fervor, pero sin eficacia para ellas mismas, sólo nosotros podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban, a mí no me tocaban. Mi Ángel de la Guarda no me abandonó ni por un solo momento. Pregunté a estas almas ¿cuál era su mayor tormento? Y me contestaron unánimemente que su mayor tormento era la añoranza de Dios. Vi a la Madre de Dios que visitaba a las almas en el Purgatorio. Las almas llaman a María “La Estrella del Mar”. Ella les trae alivio. Deseaba hablar más con ellas, sin embargo mi Ángel de la Guarda me hizo seña de salir. Salimos de esa cárcel de sufrimiento. [Oí una voz interior] que me dijo: Mi Misericordia no lo desea, pero mi justicia lo exige. A partir de aquel momento me uno más estrechamente a las almas sufrientes.

(del Diario de Santa Faustina Kowalska)

Comentario:

Ya dice Jesús en el Evangelio que serán bienaventurados los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. ¿Y qué mayor misericordia que compadecerse de las almas que están detenidas en el Purgatorio? Porque cualquier alma que sufra mucho en la tierra, en comparación con lo que sufre un alma en el Purgatorio, su sufrimiento es nada, pues en el Purgatorio se sufre terriblemente de manera tal que no podemos entender aquí en la tierra. Entonces seamos misericordiosos con las almas del Purgatorio, que ellas nos devolverán los favores que les hacemos y las tendremos como intercesoras ante Dios, y nos acompañarán en el juicio. ¡Cuántos bienes nos vendrán si rogamos y ofrecemos misas y acciones por las Benditas Almas! Seamos misericordiosos con ellas, si queremos que cuando nos toque el turno a nosotros, también sean misericordiosos son nosotros.

Jesús, en Vos confío.

domingo, 29 de mayo de 2016

La Presencia de Dios en lo pequeño y cotidiano

Tomás de Kempis nos aconseja en su inmortal obra "La imitación de Cristo" (escrita varios siglos atrás): "Atender  a qué es lo que se dice y no a quién lo dice".

Dios se comunica con nosotros de múltiples maneras, solo hay que saber oírlo y verlo en las pequeñas cosas cotidianas. Muchas veces esperamos grandes manifestaciones, cuando en realidad Dios es el Rey de lo pequeño, lo humilde, cuando actúa aquí en la tierra. Toda la Gloria y Omnipotencia de Dios, se transformó en humildad y pequeñez cuando EL se manifestó, hecho hombre, entre nosotros. Una cueva en Belén, el hogar mas humilde, una vida escondida, todo señala la pequeñez como puerta hacia la Santidad. Los hechos, las obras, las más simples expresiones de nuestra voluntad,  son el signo de nuestro estado espiritual. Ni grandes manifestaciones, ni una vida extremadamente visible u ostentosa, nada de eso fue enseñado a nosotros a través del ejemplo dado por Jesús, a lo largo de Su vida en la tierra, como Criatura/Dios. El nos enseñó con los hechos, con Su Palabra. Y quienes lo juzgaron y condenaron, simplemente miraron quien hablaba, olvidando o pasando por alto el mensaje.

¡Se mató al mensajero, en la Cruz!.

¿Cuantas veces en este mundo vemos que se hace lo mismo?. Se da valor a las ideas  o a las obras a partir del prestigio del autor, y se descartan enormes mensajes para la humanidad, simplemente por no aceptarse a los mensajeros más humildes, más pequeños,  más simples. Pero la trampa es más compleja aún, ya que para llegar a ser respetado se debe adherir a  las reglas del mundo: vanidad, egocentrismo, corrupción, envidia, poder, etc.
De este modo, se vuelve muy difícil llegar a difundir las buenas obras, desde mensajeros basados en la humildad, la pequeñez, la sinceridad, el amor, la unión verdadera y la entrega.

¿Cuantos casos como la Madre Teresa pueden pasar los filtros que el mundo pone?.
 
¿Cuantos quedan en el camino?.

Sepamos escuchar a Dios, El está dentro nuestro, en las cosas pequeñas, en los mensajes de humildad y sencillez. Y sepamos verlo en aquellos a los que el mundo condena por no cumplir con sus estándares, aquellos que solo quieren vivir en la simpleza del día a día. Los modelos a imitar muchas veces están mas cerca de nosotros de lo que pensamos, solo hace falta prestar atención, poner una mirada a nuestro alrededor, y descubrir la Presencia de Dios donde menos la esperamos.


Catholic.net 

sábado, 28 de mayo de 2016

Basta que améis el Rosario…





“En Europa a menudo he podido asistir a discusiones por o en contra del rezo del rosario. Es una contemplación, dicen unos. No, replican los otros, es una alabanza, hay que pensar en lo que se dice. Eso es imposible. Repetir cincuenta veces el avemaría sin perder el hilo.”


En medio de todo, yo comprendí que el Rosario es una oración que se hace bajo el impulso del Espíritu Santo.  Si uno medita o no, si se distrae o se siente vacío, poco importa. Basta que ame el Rosario y que no deje pasar un solo día sin rezarlo, eso significa ser una persona de oración. 

El Rosario es como el eco de las olas que se rompen en la playa: Dios te salve María, Dios te salve María…. Uno abandona el hilo de los pensamientos complicados, y sigue la oración reconociendo su pequeñez, su fragilidad, su pobreza…

Generalmente, el Rosario es la oración que atestigua de la madurez espiritual. Si alguien no desea rezar el Rosario, porque le parece aburrido, no insista. Pero si encuentra a un niño o a una persona mayor que le dice que le gusta mucho rezar el Rosario, sin saber por qué, entonces, alégrese, pues en esos corazones el Espíritu Santo reza.


Carlo Carretto
Ancien Président de la Jeunesse Catholique Italienne
(Maria Siegt, n° 10/73

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