Fiesta en honor a DIOS. El homenaje a la UNIDAD de tres personas
que, siendo diferentes, deja a la intemperie nuestra dispersión, la ruptura del
mundo y de las cosas, del ser humano y de las estructuras sociales. ¿El secreto
y el encanto de la Santísima Trinidad? ¡Ni dudarlo! ¡El amor!
1.- Con Jesús, en este día, remontamos hacia las alturas y –como el
montañero que ha sabido intuir y valorar la importancia de las herramientas de
escalada– contemplamos con el Resucitado los tres anillos fundidos en oro de la
misma naturaleza y con los mismos quilates : PADRE, HIJO Y ESPIRITU SANTO.
¿Cómo puede Jesús dirigirse a DIOS si Él es DIOS”? Buena pregunta
para una sencilla respuesta: Jesús nos enseña a optar por El, pero como camino
hacia el Padre. No pretende que nos quedemos exclusivamente en El. Nos empuja
nadar aguas arriba, como aquel que quiere encontrar su nacimiento o el origen
del todo.
2.- ¿A dónde nos lleva el Misterio de la Santísima Trinidad?
-Nos enseña que DIOS es
familia y que, nosotros, formamos parte de ella aunque no lleguemos a
comprender ni entender todo el entresijo y la riqueza que encierra.
-Dios es AMOR y,
nosotros, participamos de esa fusión única y maravillosa que existe entre las
tres personas.
-Dios es COMUNIÓN y,
nosotros, la contemplamos y la comemos, la vivimos y la palpamos, la añoramos y
la necesitamos ante la fragmentación existente en nuestro entorno, en las
galaxias de nuestros afectos, en nuestras luchas, proyectos y fatigas.
-Dios es ÚNICO y, nosotros, le damos
gloria y alabanza porque nuestra FE nos dice que en Él está puesta nuestra
esperanza, nuestro ser iglesia, nuestra vida cristiana que ha de ser siempre
trinitaria.
3. ¿Qué reina y qué tiene la Santísima Trinidad?
-En la Trinidad
brota el amor y el amor siempre
produce abundancia de frutos. En nosotros, cuando acampa el egoísmo, nuestra
vida sólo produce esterilidad.
-En la Trinidad nace y
se REVELA el amor que se hace servicio. En nuestro entorno (medios de
comunicación, en la pareja, en la sociedad...) se confunde amor con placer. Y
con el poder (no con el servicio) se compra muchas veces el simple placer
olvidando y descafeinando el amor.
-En la Trinidad,
Jesús, nos presenta el
rostro, el número, la identidad, la grandeza, el apellido de su familia
invitándonos a dar razón y testimonio de ella: ¡ID POR EL MUNDO!.
Como cristianos, que participamos de esa comunión de las tres
personas, estamos llamados a dar a conocer la buena fama y la solera de esta
gran familia que es la Santísima Trinidad. Quien se acerca hasta ella, siempre
tiene ganas de volver de nuevo.
Tengamos, además, un recuerdo especial y agradecido por todas las
comunidades contemplativas que, más allá de los muros y de las rejas, rezan por
nosotros en un acto de comunión delicada y marcada por un amor profundo a Dios.
Javier Leoz
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