Virgen del Carmen YA sabemos, Señora del Carmelo, que te quedan pequeños los altares Sabemos de tu trono por los mares, de toda tu grandeza por el cielo. Ya sabemos del aire de tu pelo por el perfume blanco a bajamares y sabemos también de tus andares por las olas de rítmico revuelo. Sabemos de tus manos por la brisa, sabemos por la sal de tu sonrisa y por la tarde azul de tu mirada. Ya sabemos, Señora, ya sabemos que si vemos la mar a ti te vemos y que al mirarte a ti la mar es nada.
Enrique Gª Máiquez
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