A veces, la mejor forma de orar es meterse en la escena, imaginando ser un personaje más en lo que está sucediendo, porque Dios hace nuevas todas las cosas.
En este cuadro, podemos ser las palomas, alimentadas con cariño por Jesús, que cuida de todas sus criaturas y les da lo necesario (no más), porque cada día tiene su afán.
Miramos la mirada y la postura de María, las manos y la sonrisa de san José, el vestido de Jesús, la mesa, las casas, el árbol, sentimos la brisa, escuchamos el canto de los pajarillos, nos perdemos en el paisaje...
Que tengáis una magnífica jornada en contemplación activa y acción contemplativa.
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