"Esta mañana, cuando miré con más cuidado y detalle la hermosa imagen de San José abrazando al Niño en uno de nuestros colegios, lo entendí.
Entendí que gran parte de la crisis que vive el mundo es por la ausencia de más hombres como José.
Entendí que esa imagen contenía y expresaba a la vez la dignidad del trabajo humano y el lugar insustituible del varón en la educación de los hijos.
Entendí que muchas niñas crecen sin tener cerca suyo un José en el cual puedan aprender a amar al varón virtuoso, casto, protector, amable y fiel, y soñar y proyectar compartir la vida con alguien parecido a él.
Entendí que necesitamos más hombres como José para sanar y restaurar la imagen del varón lujurioso, egoísta y violento que subyace -con fundamento en la realidad o no- en el corazón de tantas de nuestras adolescentes, impulsándolas a dudar o desconfiar del valor del matrimonio.
Entendí también que muchos niños crecen sin tener cerca un José en el cual puedan aprender a valorar su virilidad. Un José fuerte pero no agresivo; sólido, pero no insensible; íntegro y honesto, seguro de sí mismo, pero no arrogante.
Entendí que necesitamos más hombres como José para sanar y restaurar la imagen del varón que se está desdibujando y que genera cada vez más niños con una identidad confusa, con una varonilidad inconsistente, con tanto sufrimiento ya incipiente.
Miremos a José, dejemos que esa imagen de trabajador, esposo y padre nos inspire.
Confiemos a su ejemplo y a su intercesión la vida de las familias actuales y futuras."
P. Leandro Bonnin.
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