Santa era santa Marta, aunque no dicen era contemplativa; pues, ¿qué más queréis que poder llegar a ser como esta bienaventurada que mereció tener a Cristo nuestro Señor tantas veces en su casa y darle de comer y servirle y comer a su mesa? Si se estuviera como la Magdalena, embebida, no hubiera quien diera de comer a este divino huésped. Pues pensad que es esta congregación la casa de santa Marta, y que ha de haber de todo. Y las que fueren llevadas por la vida activa, no murmuren a las que mucho se embebieren en la contemplación... Ténganse por dichosas en andar sirviendo con Marta. Miren que la verdadera humildad está mucho en estar muy prontos en contentarse con lo que el Señor quisiere hacer de ellos y siempre hallarse indignos de llamarse sus siervos.
Pues, si contemplar y tener oración mental y vocal, y curar enfermos y servir en las cosas de casa, y trabajar sea en lo más bajo, todo es servir al huésped que se viene con nosotras a estar y a comer y recrear ¿qué más se nos da en lo uno que en lo otro? No digo yo que quede por nosotras, sino que lo probéis todo, porque no está esto en vuestro escoger, sino en el del Señor... dejad hacer el Señor de la casa.
Santa Teresa de Ávila (1515-1582)
carmelita descalza y doctora de la Iglesia
Camino de Perfección, 17, 5-7 evangelizo.org
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