18 de julio
Jesús promete a sus discípulos que cuando llegue a la presencia del Padre enviará al Paráclito, el Espíritu Santo: _“El Paráclito que yo les enviaré de parte del Padre dará testimonio de mí”_ (Jn 15, 26). ¿Qué significado tiene este “testimonio?”
El Espíritu Santo da testimonio de Cristo en nuestro interior, porque los discípulos deben soportar la persecución, el rechazo del mundo, y para mantenerse firmes en la prueba necesitan de la fortaleza interior que sólo el Espíritu Santo puede dar. El Espíritu hace presente el amor de Jesús y el recuerdo de sus palabras en el corazón de los discípulos, cuando todo el mundo está proclamando un mensaje diferente.
Cuando la fe sea puesta a prueba, el Espíritu Santo defenderá a Cristo, luchará a su favor dentro de nuestro propio corazón, para que nos aferremos a su amor y no nos dejemos seducir por los atractivos del mundo que quieren ocupar el primer lugar en nuestros deseos y en nuestros planes.
Pero más que pensar que el Espíritu Santo da argumentos en favor de Cristo, hay que pensar en la vida sobrenatural que él comunica a los creyentes, vida que es paz y alegría, fortaleza y valentía; y esa vida es Cristo mismo resucitado, viviendo en el creyente.
Con esa vida interior, el creyente puede atreverse a dar testimonio de Cristo en medio del mundo adverso, sin avergonzarse de su fe en Jesús: “Ustedes también darán testimonio de mí”(Jn 15, 27).
Mons. Víctor Manuel Fernández
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