Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Vayamos! ¡Corramos!




Un Año Nuevo, como portal sostenido por 365 vigas, nos espera para vivir junto a Dios y para, después de Navidad, no olvidarle.
¡Vayamos! ¡Corramos!

Un calendario, con 365 días virginales, aguardan el color de nuestra esperanza, la profundidad de nuestra fe, la riqueza de nuestras buenas obras.
¡Vayamos! ¡Corramos!

Para que, la PAZ que nos ha brindado la Navidad no se apague con el cañón de la violencia, ni se marchite la esperanza que el hombre abriga.
¡Vayamos! ¡Corramos!

Que los 12 meses que nos saludan sean oportunidades para ser mejores.
Piedras para construir un nuevo mundo. Palabras que alienten al hombre.
¡Vayamos! ¡Corramos!

Dejemos atrás sinsabores y fracasos. Apartemos a un lado lo que nos impide vivir de nuevo y con aire fresco. Dejemos atrás el “ya no puedo más”. Dios, entre otras cosas, nos da la fuerza que viene de lo alto.
¡Vayamos! ¡Corramos!

Atrás quedó lo viejo y nos espera lo nuevo. Atrás quedaron asignaturas pendientes pero Dios nos da otra oportunidad, para amar y entregarnos, para levantarnos y ser más hermanos.
¡Vayamos! ¡Corramos!

El Señor, con su Nacimiento, ya está alumbrando con 12 lámparas cada mes de este Año Nuevo.
El Espíritu, con su brisa suave nos infundirá 365 soplos de aliento divino.
La Virgen María, Madre de Dios y nuestra, marchará delante de nosotros, sus hijos e hijas, ayudándonos a vivir dignamente cada hora y cada segundo, cada día y cada instante de este Año Nuevo que ahora se inicia.

¡Vayamos! ¡Corramos!
¡La vida y la fe nos espera!

P. Javier Leoz

FELIZ AÑO NUEVO !!!



lunes, 29 de diciembre de 2014

En familia




En familia vino Dios al mundo y, con una Madre de familia al pie de la cruz, el Señor marchó humildemente de él.

En familia, lloró Dios en la primera noche de la Navidad, y en familia, Dios gozó por servir a la humanidad.

En familia, Jesús, recibió humildes y regios honores.

En familia, subió y bajó a Jerusalén a cumplir con la Ley.

En familia, Jesús, aprendió el valor del trabajo y, en familia, respetó y rezó en el día de descanso.

En familia, el Niño Dios, nació en la más fría noche, en familia, ese mismo Niño, recibió el aliento que, ante la ausencia del calor humano, un buey una mula le ofrecieron.

¡En familia! ¡Sí! ¡En familia!

En familia, Jesús, creció y, en familia, Jesús, el amor de Dios aprendió.

En familia, Jesús, emigró lejos de su país y, en familia, volvió a la tierra que le vio nacer.

En familia, Jesús, se instruyó en el lenguaje del cielo y, en familia, Jesús, entendió los signos de la tierra.

En familia, Jesús, cultivó el valor de la fe en Dios y, en familia, compartió las esperanzas de los hombres.

¡En familia! ¡Sí! ¡En familia!
Algo de bueno, debe de tener la familia cuando, el mismo Dios, eligió formar parte de una de ellas. Cuando, el Padre, quiso ser Padre en el cielo y, por una familia, Padre de todos los hombres y mujeres de la tierra. Cuando, Dios, teniendo todo… quiso una mujer como Madre, un José como padre para Jesús, y una casa donde entretejer la más bella historia de amor.

Algo, fuera de serie, divino y humano, tiene la familia, cuando Dios, puso en el tiempo señalado por los profetas, al Verbo Encarnado en el corazón de la misma. Algo, grande, noble, insustituible y santo, posee la familia cuando, el mismo Dios, siendo Dios, quiso dejarse abrazar, acariciar, cuidar, querer, sostener, mimar, educar y corregir en una de ellas.

P. Javier Leoz



domingo, 28 de diciembre de 2014

ORACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA DEL PAPA FRANCISCO



Jesús, María y José,
en ustedes contemplamos
el esplendor del amor verdadero,
a ustedes nos dirigimos con confianza.

Sagrada Familia de Nazaret,
haz que también nuestras familias
sean lugares de comunión y cenáculos de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas Iglesias domésticas.

Sagrada Familia de Nazaret,
que nunca más en las familias se vivan experiencias
de violencia, cerrazón y división:
que todo el que haya sido herido o escandalizado
conozca pronto el consuelo y la sanación.

Sagrada Familia de Nazaret,
que el próximo Sínodo de los Obispos
pueda despertar en todos la conciencia
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
su belleza en el proyecto de Dios.

Jesús, María y José,
escuchen y atiendan nuestra súplica.
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