"Nuestra Señora es la Virgen Singular, esto es, virgen como
nadie lo fue, ni lo será jamás. Ella es la Santa Virgen de las vírgenes,
Aquella cuya virginidad es tan excelsa que, cerca de ella, se torna pálida la
intacta castidad de las otras vírgenes. ¡Nuestra Señora es la Virgen suprema,
inagotablemente perfecta, inimaginablemente grandiosa!"
Virginidad rara y única
Comparte esta convicción el P. Jourdain, que escribe:
"María es llamada Virgen de las vírgenes, porque su
virginidad no es semejante a la común. La suya es rara, única, ilustre y
desconocida en todos los siglos, en todo el universo. Y rara, pues María es, al
mismo tiempo, Madre y Virgen; Ella tuvo un Hijo que no posee padre según la
naturaleza, es el Espíritu Santo, el Esposo Celeste, que en Ella obra. [...]
"La virginidad de María es única. Lejos de ser estéril,
solo ella es fecunda; solo ella ignora los males y las enfermedades de la
naturaleza. Solamente María porta la corona de la virginidad realzada por el
fulgor de una rica maternidad: [...j Madre de Dios y perpetuamente Virgen, sin
ejemplo, sin igual.
"Así, la Iglesia la llama en sus himnos: ‘Virgo
singularis', Virgen singular, Virgen única. Ella lo es, verdaderamente, pues la
naturaleza e incluso la gracia jamás produjeron tal; nunca el mundo vio otra
semejante; y jamás inteligencias humana y angélica concibieron nada de más
bello. Ella es realmente singular, pues entre todos los Santos es la más santa,
entre todas las vírgenes puras, es la más pura.
"Ella es el prodigio del Cielo, el espejo de la virtud, la
alegría del Paraíso y de la Tierra".
Fundadora de la virginidad
Y el ardoroso Santo Tomás de Villanueva saluda a la Virgen
singular como siendo la fundadora de la virginidad: "Oh regia Virgen,
tienes la primacía entre las vírgenes, fuiste la inspiradora y maestra de las
vírgenes, el troquel de la virginidad, la autora y fundadora de la misma, la
primera de esta sagrada religión. [...]
"¡Oh Virgen pura, Virgen única, Virgen singular! Realmente
singular y única, ante la cual no se puede presentar dignamente virgen alguna,
y en cuya comparación toda otra virginidad podría parecer corrupción. [...]
"Virgen sagrada, pura e inmaculada, con el privilegio sobre
las demás de tornar puros, por así decir, a cuantos la mirasen, pues tenía
Ella, usando las palabras del Profeta, la virginidad que engendra vírgenes
(Zac. IX, 17)".
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