Jesús, no quiero abandonarte, antes bien, deseo dar testimonio de ti a los hombres. Quiero darte a conocer a quienes no han oído hablar de ti. Sé que no será fácil, porque el mundo odia los que te pertenecemos, pero “Tú has vencido al mundo”, y con esa confianza, quiero aventurarme en el anuncio de tu Persona. Catholic.net
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ACI prensa

La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. http://la-oracion.com

lunes, 26 de febrero de 2018

No juzgues...



"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 
Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros."

Las personas por lo general, tenemos tendencia a ser un poco egocéntricas, a buscar nuestros intereses, lo que nos agrada o me hace bien a mí. Y, hoy, Jesús nos dice todo lo contrario, que los demás también son importantes, no sólo "yo", también cuentan los "otros". Al mirar sólo para nuestros intereses, nos convierte en personas EGOÍSTAS y el egoísmo es: "todo para mí, nada para el otro", justo lo contrario de lo que decía Jesús, que debemos tratar al hermano con misericordia, porque con la medida que midamos SEREMOS MEDIDOS cada uno. Dicen qué si nos pusiéramos los "zapatos del hermano", sabríamos perfectamente porqué camina así y no le juzgaríamos, sino qué le comprenderíamos perfectamente. ¡Si supiéramos comprender....!

Señor Jesucristo, ¡Qué difícil resulta a veces vivir este mandato! Queremos ser buenos y misericordiosos y ése es nuestro propósito desde el inicio del día, pero nuestra debilidad nos traiciona, sin apenas darnos cuenta, ya estamos juzgando al hermano: lo que dice, cómo lo dice, lo que hace y, lo peor aún es que también le condenamos con el corazón y por eso sale por la boca, y hacemos daño y a veces mucho daño. ¡Perdón Señor, PERDÓN! AYÚDANOS a vivir el AMOR VERDADERO, qué no juzga, no condena, todo lo escusa, todo lo comprende, todo lo perdona. SÓLO TÚ puedes ayudarnos a ser misericordiosos con los demás. ENTRA en nuestro corazón y conviértelo cada día. Y GRACIAS por tu perdón, que nos enseña a perdonar.

"Todos oramos por todos" 🙏

Enrique Álvarez Moro 

https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10213138223429858&id=1222719012

sábado, 24 de febrero de 2018

La Santa Virgen conocía el futuro?


Conocía la Santísima Virgen el futuro?, le pregunta un joven lector a la periodista Juliette Levivier del semanarioFamille Chrétienne (Francia) y esta es su respuesta:
« ¡Tu pregunta me sorprendió un poco! ¡Realmente no veía a María como una "pitoniza" de Galilea! Tú me preguntas primero si María sabía de antemano que sería la madre del Salvador. Ciertamente no. San Lucas especifica, además, que ella estaba “muy sorprendida.»
Elegida para ser la madre del Salvador, ¿te imaginas? Ella, la humilde, ¿cómo pudo haber sabido que recibiría tal gracia? María no podía imaginarse el plan de Dios antes de que se convirtiera en realidad, pero, como todas las hijas de Israel (y más que ninguna otra), ella estaba esperando fervientemente al Salvador prometido por Dios.
El Señor había preparado su corazón para que pudiera recibir y acoger esas noticias con serenidad. El "sí" de María fue preparado durante mucho tiempo por su esperanza de salvación, por su oración, por su perfecta caridad, pero ella no lo sabía. . »

https://mariedenazareth

miércoles, 21 de febrero de 2018

Padre nuestro... Padre de Cristo


¡Padre nuestro!
Estoy tan acostumbrado a decirte “Padre”, que casi lo hago sin darme cuenta.
Sin embargo... cuando lo pienso más en serio, tiemblo un poco.

Porque si eres mi Padre, yo soy tu hijo...
Y el hijo tiene la carne y la sangre del padre.
Hoy te pido, Padre mío (y Padre de tantos otros hijos, de tantos hermanos míos),que jamás deje de llamarte así, que jamás deje de ser el que engendraste para que te ame y para ser amado por Ti.

¡Padre nuestro! ¡Padre de Cristo!
Que nunca deje de recordar la misericordia que nos mostraste en Jesús.

No permitas que abandone nunca tu casa.
Si estoy lejos de ella, dame fuerzas para volver ahora mismo: ¡Tú me amas y eres más grande que todos mis pecados juntos!

Y si me das la gracia de vivir siempre en tu casa, disfrutando de todo lo tuyo,dame generosidad para compartir todo lo mío;
dame humildad para comprender a mis hermanos y recibirlos en nuestra casa siempre, como Tú los recibes.
¡Así sea!

Enrique Álvarez Moro

https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10213080637430244&id=1222719012

domingo, 18 de febrero de 2018

“Ámame tal como eres”


HERMANINOS, PRECIOSO!!! De las revelaciones de Nuestro Señor Jesús al Beato Charles de Foucauld. Os lo comparto esta noche con la imagen de mi amado Cristo de la Misericordia y de los Mártires. La llevo conmigo siempre como Capilla intenerante junto con la Dolorosa y san Juan. Soy suyo. De su Corazón. Por eso quiero hablarle de vuestras vidas al Corazón. Habladle de mí. OS BENDIGO Y OS QUIERO, DE CORAZÓN.

(Esta no es propiamente una plegaria al Señor, sino que es el mismo Jesucristo que se dirige al alma, para enseñarnos como debemos amar, Asi como Dios nos ama).

Conozco tu miseria, tus luchas y las tribulaciones de tu alma, la debilidad y las dolencias de tu cuerpo; conozco tu cobardía y tus pecados y tus flaquezas; y a pesar de todo te digo: “Dame tu corazón y ámame tal como eres”.

Si para darme tu corazón esperas a ser un ángel, nunca llegarás a amarme. Aun cuando caigas de nuevo muchas veces en esas faltas que quisieras no cometer jamás, y seas un cobarde para practicar la virtud, no te consiento que me dejes de amar.

Ámame tal como eres. Ámame en todo momento, cualquiera que sea la situación en que te encuentres, de fervor o sequedad, de fidelidad o de traición.

Ámame tal como eres. Quiero el amor de tu corazón indigente. Si esperas a ser perfecto para amarme, nunca me llegarás a amar...

Déjame amarte, quiero tu corazón. En mis planes está el moldearte, pero mientras eso llega, te amo tal como eres. Y quiero que tú hagas lo mismo: deseo ver tu corazón que se levanta desde lo profundo de tu miseria. Amo en ti incluso tu debilidad. Me gusta el amor de los pobres; quiero que desde la indigencia se levante incesantemente este grito: “Te amo Señor”. Lo que me importa es el canto de tu corazón. ¿Para qué necesito yo tu ciencia o tus talentos? No te pido virtudes; y aún cuando yo te las diera, eres tan débil que siempre se mezclaría en ellas el amor propio; pero no te preocupes por eso... Preocúpate sólo de llenar con tu amor el momento presente.

Hoy me tienes a la puerta de tu corazón, como un mendigo, a Mí que soy el Señor de los señores.

Llamo a la puerta de tu corazón y espero, apresúrate a abrirme.

No alegues tu miseria. Si conocieras plenamente la dimensión de tu indigencia morirías de dolor. Una sola cosa podría herirme el corazón: ver que dudas y que te falta confianza.

Quiero que pienses en Mí todas las horas del día y de la noche; no quiero que realices ni siquiera la acción más insignificante por un motivo que no sea el amor. Cuando te toque sufrir, Yo te daré fuerzas: tú me diste amor a Mí. Yo te haré amar a ti más de lo que hayas podido soñar.

Pero recuerda esto: “Ámame tal como eres”.

Enrique Álvarez Moro

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sábado, 17 de febrero de 2018

MADRE


Cuando nadie crea en ti, ahí estará mamá aun apoyándote. La del Cielo y la de la tierra esté donde esté (junto a Dios o peregrinando por esta mundo). Cuando hay amor, estate seguro. FELIZ MEMORIA DE MARÍA EN SÀBADO DE CUARESMA!


Enrique Álvarez Moro

jueves, 15 de febrero de 2018


"Cuando veamos la miseria exterior de nuestros hermanos debemos reflexionar qué grande es nuestra miseria interior. Entonces no se nos ocurrirá ensoberbecernos frente a ellos y veremos claramente que, dentro de nosotros, somos realmente más miserables que ellos..."

SAN GREGORIO MAGNO, Comentario a Job, 21, 31

Enrique Álvarez Moro

miércoles, 14 de febrero de 2018

Detalle de Amor


San José, Padre y Custodio Del Redentor
https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=1730906303615714&id=187819987924361

martes, 13 de febrero de 2018

Mañana inicia cuaresma


Mañana iniciamos el gran regalo que Dios nos concede a través del tiempo santo de la Cuaresma. Está en ti si lo quieres abrir o no. Cristo ya tiene el corazón preparado para arrebatarnos del sinsentido, del pecado, de la soledad, de la persecución, de la muerte... en una Cruz. Y por amor. Y sin merecer... PARA QUE LA SALVACIÓN SEA SIEMPRE, LA CONVERSIÓN DEBE SER DIARIA. Hay que vigilar el corazón. Discernir. Optar por el máximo amor posible. No debemos tener miedo a accidentarnos.

Enrique Álvarez Moro

https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10213000940077860&substory_index=0&id=1222719012

Un hermoso testimonio...



Hace unos años atrás encontré este Cristo en mi  negocio ahi en el suelo pues se había caído, y se había roto... en ese momento, aunque no creía mucho en Dios (por no decir nada), no me atreví a tirarlo a la basura, porque aunque no creamos mucho, en el fondo siempre tenemos cierto respeto a los objetos religiosos.  Lo tiré en una gaveta por mucho tiempo, no recuerdo...

Pasó el tiempo, y llegó a mis manos un libro que se llama "Mi Cristo Roto, Camina sobre las Aguas", y tocó mucho mi corazón una parte que decía que Dios tiene dos brazos, un brazo derecho y uno izquierdo. Explica que Dios con su dulce amor desde siempre nos está buscando porque él sabe que sin él no somos nada (aunque neguemos esto cien veces por incrédulos). Son muchos los que reaccionan con ese dulce llamado de Dios: mensajes a través de otras personas, con la lectura de un libro, una predica hermosa, con algo sencillo sienten ese gran deseo de buscar a Dios... ese dulce llamado es el "brazo derecho de Dios".

Sin embargo, otras veces Dios tiene que desprender con dolor su brazo izquierdo para llamar nuestra atención, ya sea disfrazado de una enfermedad, situación familiar, problemas económicos, dificultades laborales, pérdida de alguien especial... y explicaba el libro que éste es el "brazo izquierdo de Dios".

Inmediatamente corrí a buscar como loca ese crucifijo roto que había guardado alguna vez, y mientras lo buscaba sólo pensaba, qué brazo le faltará? cuál le faltará?!... Cuando lo encontré, y vi que era el izquierdo me lo pegué al pecho y lloré, lloré como bebé, y mientras le pedía perdón a Dios por ser tan indiferente a su brazo derecho, que tantas veces con dulzura me llamó, y me hacía la sorda y ciega.

Sabía que Dios había tomado la decisión de desprender su brazo izquierdo, ya que entendí que la situación tan difícil que vivía en esos momentos, era la única forma que provocaría una gran necesidad en mí de buscar a alguien más profesional que un sicólogo, esto era un tema para alguien más especial... pero mi problema lo que no sabía era que aunque me tiró al suelo, en el suelo me esperaba mi Dios!

Hoy amo el brazo izquierdo de Dios con todo mi corazón, porque aprendí que en la tormenta se puede mantener la paz, que Dios provee cuando hay necesidades económicas, que Dios concede empleos, que Dios sana los corazones heridos, que Dios repara familias, que Dios sana enfermedades, que Dios escucha y responde... bendito brazo izquierdo de Dios que se desprendió por amor a mí...!!!

Pido a Dios que si alguno de los que llegaren a leer esto no lo conocieran como debieran, que desprenda el brazo que tenga que desprender, pero que a ninguno le pase esta vida sin tener una experiencia hermosa con él, que no pierdan la oportunidad de llenar de paz y felicidad sus corazones.


Del facebook de:
Lupita's MK Rodriguez Araiza

domingo, 11 de febrero de 2018

EL GRAN MILAGRO DE LA MEDICINA EN LOURDES (ALEXIS CARREL)



Alexis Carrel era un joven médico francés de Lyon de 30 años cuando reemplazó a uno de sus compañeros para ir como médico a una peregrinación de 300 enfermos al santuario de Lourdes, en julio de 1903.

No creía en Dios ni en milagros. Era un científico que sólo creía en la razón, pero era un hombre sincero y, al final del viaje, debió reconocer que existía Dios y lo sobrenatural.
Él nos cuenta su aventura espiritual en su libro Viaje a Lourdes, donde él escribe sus impresiones bajo el nombre de Dr. Lerrac (el revés de Carrel).

Dice así: El tren se detuvo antes de entrar en la estación de Lourdes. Las ventanillas se llenaron de cabezas pálidas, extáticas, alegres, en un saludo a la tierra elegida, donde habrían de desaparecer los males… Un gran anhelo de esperanza surgía de estos deseos, de estas angustias y de este amor.

Al llegar los enfermos al hospital, Lerrac se acercó a la cama que ocupaba una joven enferma de peritonitis tuberculosa… María Ferrand (su verdadero nombre era María Bailly) tenía las costillas marcadas en la piel y el vientre hinchado.

La tumefacción era casi uniforme, pero algo más voluminosa hacia el lado izquierdo. El vientre parecía distendido por materias duras y, en el centro, notábase una parte más depresible llena de líquido. Era la forma clásica de la peritonitis tuberculosa…

El padre y la madre de esta joven murieron tísicos; ella escupe sangre desde la edad de quince años; y a los dieciocho contrajo una pleuresía tuberculosa y le sacaron dos litros y medio de líquido del costado izquierdo; después tuvo cavernas pulmonares y, por último, desde hace ocho meses sufre esta peritonitis tuberculosa.

Se encuentra en el último período de caquexia. El corazón late sin orden ni concierto. Morirá pronto, puede vivir tal vez unos días, pero está sentenciada.

A María Ferrand, después de hacerle unas abluciones con el agua milagrosa de la Virgen, porque su estado era sumamente grave y no se atrevieron a meterla en la piscina, la llevaron ante la imagen de la Virgen en la gruta.

La mirada de Lerrac se posó en María Ferrand y le pareció que algo había cambiado su aspecto, parecía que su cutis tenía menos palidez… Lerrac se acercó a la joven y contó las pulsaciones y la respiración y comentó: la respiración es más lenta. Evidentemente, tenía ante sus ojos una mejoría rápida en el estado general.

Algo iba a suceder y se resistió a dejarse llevar por la emoción. Concentró su mirada en María Ferrand sin mirar a nadie más. El rostro de la joven, con los ojos brillantes y extasiados, fijos en la gruta, seguía experimentando modificaciones. Se había producido una importante mejoría.

De pronto, Lerrac se sintió palidecer al ver cómo, en el lugar correspondiente a la cintura de la enferma, el cobertor iba descendiendo, poco a poco, hasta el nivel del vientre…
En la basílica acababan de dar las tres de la tarde.

Algunos minutos después, la tumefacción del vientre pareció que había desaparecido por completo…

Lerrac no hablaba ni pensaba. Aquel suceso inesperado estaba en contradicción con todas sus ideas y previsiones y le parecía estar soñando.

Le dieron una taza llena de leche a la joven y la bebió por entero. A los pocos momentos, levantó la cabeza, miró en torno suyo, se removió algo y reclinóse sobre un costado sin dar la menor muestra de dolor. Eran ya cerca de las cuatro.

Acababa de suceder lo imposible, lo inesperado, ¡el milagro! Aquella muchacha agonizante poco antes, estaba casi curada.

Esto no puede ser una peritonitis nerviosa, pensaba. Ofrecía síntomas demasiado acusados y absolutamente claros… Hacia las siete y media volvió al hospital, ardiendo de curiosidad y angustia…

Quedóse mudo de asombro. La transformación era prodigiosa. La joven, vistiendo una camisa blanca, se hallaba sentada en la cama. Los ojos brillaban en su rostro, gris y demacrado aún, pero móvil y vibrante, con un color rosado en las mejillas.

Las comisuras de sus labios en reposo, conservaban todavía un pliegue doloroso, impronta de tantos años de sufrimientos, pero de toda su persona emanaba una indefinible sensación de calma, que irradiando en torno suyo, iluminaba de alegría la triste sala.

– Doctor, estoy completamente curada -dijo a Lerrac-, aunque me siento débil… La curación era completa.

Aquella moribunda de rostro cianótico, vientre distendido y corazón agitado, habíase convertido en pocas horas en una joven casi normal, solamente demacrada y débil…

¡Es el milagro, el gran milagro, que hace vibrar a las multitudes, atrayéndolas alocadas a Lourdes! ¡Qué feliz casualidad ver cómo, entre tantos enfermos, ha sanado la que yo mejor conocía y a la que había observado largamente!

Y él se fue a la gruta, a contemplar atentamente la imagen de la Virgen, las muletas que, como exvotos, llenaban las paredes iluminadas por el resplandor de los cirios, cuya incesante humareda había ennegrecido la roca…

Lerrac tomó asiento en una silla al lado de un campesino anciano y permaneció inmóvil largo rato con la cabeza entre las manos, mecido por los cánticos nocturnos, mientras del fondo de su alma brotaba esta plegaria:

Virgen Santa, socorro de los desgraciados que te imploran humildemente, sálvame. Creo en ti, has querido responder a mi duda con un gran milagro. No lo comprendo y dudo todavía. Pero mi gran deseo y el objeto supremo de todas mis aspiraciones es ahora creer, creer apasionada y ciegamente sin discutir ni criticar nunca más. Tu nombre es más bello que el sol de la mañana.

Acoge al inquieto pecador, que con el corazón turbado y la frente surcada por las arrugas se agita, corriendo tras las quimeras. Bajo los profundos y duros consejos de mi orgullo intelectual yace, desgraciadamente ahogado todavía, un sueño, el más seductor de todos los sueños: el de creer en ti y amarte como te aman los monjes de alma pura…”.

Eran las tres de la madrugada y a Lerrac le pareció que la serenidad que presidía todas las cosas había descendido también a su alma, inundándola de calma y dulzura.
Las preocupaciones de la vida cotidiana, las hipótesis, las teorías y las inquietudes intelectuales habían desaparecido de su mente.

Tuvo la impresión de que bajo la mano de la Virgen, había alcanzado la certidumbre y hasta creyó sentir su admirable y pacificadora dulzura de una manera tan profunda que, sin la menor inquietud, alejó la amenaza de un retorno a la duda.

En su libro Meditaciones escribió: “Señor, te doy gracias por haberme conservado la vida hasta el día de hoy. Mi vida ha sido un desierto, porque no te he conocido. Haz que, a pesar del otoño, este desierto florezca.

Que cada minuto de los días que me queden esté consagrado a Ti. No quiero nada para mí, excepto tu gracia. Que cada minuto de mi vida esté consagrado a tu servicio.

Señor, toma la dirección de mi vida, porque estoy perdido en las tinieblas. Todo lo que tu voluntad me inspire hacer, lo cumpliré. Es necesario acercarse a Ti, Señor, con toda pureza y humildad…

Oh, Dios mío, cómo lamento no haber comprendido nada de la vida, haber intentado entender cosas que es inútil comprender.

Y es que la vida no consiste en comprender sino en amar. Haz, Dios mío, que no sea para mí demasiado tarde. Haz que la última página del libro de mi vida no esté ya escrita. Que pueda añadirse otro capítulo a este libro tan malo.

Habla, que tu indigno servidor te escucha. Te ofrezco todo cuanto me queda. Te hago el sacrificio voluntario de mi vida, como una plegaria. Te pido que me guíes por el camino verdadero, el de las gentes sencillas, el de los que aman y rezan.

Perdóname todas las faltas de mi vida. Que cada minuto del tiempo, que aún me esté permitido vivir, transcurra cumpliendo tu voluntad en la senda que escojas para mí.
Oh Dios mío, en este día me abandono totalmente a Ti, con el sentimiento infinito de haber pasado por la vida como un ciego. Haz, Señor, que pueda emplear el resto de mi vida en tu servicio y en el de los que sufren”.

María Ferrand (María Bailly), la curada por la Virgen, se hizo religiosa de la caridad, de San Vicente de Paul, y murió en 1937.

Alexis Carrel (Dr. Lerrac), después del milagro, publicó algunos escritos sobre este hecho en los periódicos y revistas, pero fue marcado por el ambiente anticlerical de sus colegas, por lo que no le quisieron dar ningún trabajo.
Esto fue providencial; pues, buscando empleo, fue al Instituto Rockefeller de Nueva York a investigar y, como premio de sus investigaciones, a los diez años del milagro, recibió el premio Nóbel de Medicina. Murió en París en noviembre de 1944.

Según afirmó el sacerdote que lo atendió en los últimos momentos, se confesó, comulgó, recibió la unción de los enfermos y dijo: Quiero creer y creo todo lo que la Iglesia católica quiere que creamos y para ello no experimento dificultad alguna, porque no hallo nada que esté en oposición real con los datos ciertos de la ciencia.


Enrique Álvarez Moro

LA CONFIANZA EN DIOS:


En la vida siempre encontrarás sufrimientos, preocupaciones, problemas, pérdidas, enfermedades... pero debes llevarlos como hijo de Dios, sin agobios inútiles, sin rebeldía o tristeza. Jesús enseña lo que debes hacer si sientes que el mundo se te viene encima, cuando la cruz es grande y sientes que no puedes más.

LA TEMPESTAD CALMADA

Un día subió Jesús a una barca con sus discípulos y les dijo: ¨Crucemos a la otra orilla del lago¨. Mientras navegaban, Jesús se durmió. De repente se desencadenó una tormenta sobre el lago y la barca se fue llenando de agua a tal grado que peligraban. Se acercaron a Él y lo despertaron: ¨Maestro, Maestro, ¡estamos perdidos! Jesús se levantó y dió una orden al viento y al mar, y todo volvió a la más completa calma. Después les dijo: ¿ Por qué tienen miedo? ¿dónde está su fe?.

LOS PROBLEMAS Y EL MIEDO

- Todos pasamos por situaciones difíciles en nuestra vida: debilidades personales, enfermedades, dolor, pérdida de un ser querido, dificultades en el trabajo o de dinero, problemas de los hijos o de los padres, calumnias, infamias, injusticias...y ¿ cuál es tu reacción?. Miedo, angustia, temor, excesiva preocupación.
Sabes ¿por qué? ... porque buscas apoyarte solamente en ti mismo, en lo que tú piensas, en lo que tú sientes, en lo que tú podrías hacer para resolver las cosas... te apoyas solamente en tus fuerzas humanas y casi siempre el problema es mucho más grande que tú.

Te olvidas de algo muy importante: Dios está siempre contigo, Él todo lo puede en todo momento. Él es tu seguridad. En momentos difíciles, Dios nunca se olvida de ti.

SI DIOS ESTA EN TU ALMA, LO DEMÁS ES PASAJERO

- Nunca olvides que fuiste creado por Dios para llegar a Él, para vivir eternamente en el cielo con Él y que todo lo de esta vida (por importante que parezca) es transitorio, es decir, que pasa.
- Esta es la medicina para barrer con los miedos.

A LO ÚNICO QUE SÍ HAY QUE TENERLE MIEDO

- Lo único a lo que debes tener gran temor y miedo en la vida es a pecar y a perder la amistad de Dios, porque entonces sí habrás perdido lo más importante

¿ POR QUÉ PERMITE DIOS QUE YO TENGA PROBLEMAS ?

- Cuando sientas que el mundo se te viene en-cima, que estás lleno de problemas piensa que:

A Dios lo que más le importa de ti, es que logres salvarte y a veces permite que vivas momentos difíciles o dolorosos porque sabe que esto te dará la oportunidad de estar más unido a Él, de ser mejor, más santo; en otras palabras que es bueno para tu camino de salvación. A veces el dolor purifica el alma, te hace que crezcas, seas mejor y sobre todo te da la oportunidad de ofrecerlo y de que ames más a Dios. En tus manos está el que aproveches esta oportunidad para ser más santo o para alejarte de Dios.

Compara lo anterior con esto: un padre ama tanto a su hijo enfermo que permite que el doctor le ponga una inyección, porque sabe que aunque en ese momento le duela, es por un bien mayor (curarlo y que esté sano). Tú, como el niño, aunque no entiendas, debes reflexionar que si tu Padre Dios permite ese dolor, es por un bien mayor.

¿ POR QUÉ CONFIAR EN DIOS ?

- ¨Fíjense en las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, no guardan alimentos en graneros y, sin embargo, el Padre del cielo, el Padre de ustedes las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que las aves ?.

- Debes confiar en Dios porque sabes que Él es tu Padre y que te ama infinitamente, te ama mucho, mucho más de lo que tú te puedes imaginar. Si te ama, te escuchará, te ayudará y buscará tu bien.

- El hombre que reflexiona que es hijo amado de Dios, no pierde la tranquilidad, la paz y la alegría ni en los peores momentos.

¡ TODO ES PARA BIEN !

- Dios quiere lo mejor para ti, sabe lo que necesitas. Su mirada alcanza esta vida y la eternidad . Él sabe bien lo que hace y lo que permite. Todo está dirigido para tu bien.
Aprende a ver el amor que Dios te tiene tanto en las cosas buenas que te pasan como en las adversidades.

EL AFÁN DE CADA DIA

- En el Evangelio nos dice Jesús: ¨No andéis agobiados por el día de mañana, porque el mañana traerá su propia preocupación. Le basta a cada día su propia preocupación.
- El ayer ya pasó, el mañana no sabes si llegará para ti. No hay razón para andar angustiado y agobiado por qué pasará el día de mañana.

Dios te dará las fuerzas necesarias para enfrentar lo que traiga consigo.
- Lo que importa es el hoy: es el que tienes para amar y santificarte. A veces puedes sufrir la tentación de querer dominar también el futuro y olvidas que la vida está en manos de Dios. No seas como el niño impaciente que lee un cuento y salta las páginas para ver como acaba la historia.

- Pero no confundas el ¨no preocuparte¨, con el ¨no ocuparte¨ de hacer lo que debas por resolver tus problemas, de trabajar por procurarte un futuro bueno. El abandonarse en las manos de Dios no significa que te quedes sentado a que se resuelvan tus problemas y todo te caiga del cielo, significa ser responsable, poner todo lo que está en tus manos y después, dejar, confiar, abandonar el resultado en manos de Dios.

ORAR MUCHO

- Para conseguir la ayuda de Dios, debes pedírsela en la oración.
- En ocasiones Dios te hace esperar, otras veces rectifica lo que le has pedido y te concede lo que realmente necesitas; otras màs, no te concede lo que pides, porque sin darte cuenta estás pidiendo un mal que tú crees que es un bien.

- Tu oración debe de ser :
a) con humildad--- reconociendo que tú solo no puedes nada y que Dios puede todo.
b) con constancia --- pedir todos los días.
c) con perseverancia --- seguir pidiendo , aunque no sientas respuesta.
d) con confianza --- sabiendo que Dios es tu Padre que te ama y busca tu bien.
e) con serenidad --- porque Dios sabe bien las necesidades que tienes, lo sabe mucho mejor que tú.

LA VOLUNTAD DE DIOS

- Muchas veces los hombres no sabemos lo que es bueno para nosotros, y lo peor es que creemos saberlo. Tú tienes tus propios planes para tu felicidad, y demasiado a menudo miras a Dios simplemente como alguien que te ayudará a realizarlos.
- Las cosas son totalmente al revés. Dios tiene ¨sus planes¨ para tu felicidad y está esperando que le ayudes a realizarlos. Y quede bien claro que tú no puedes mejorar los planes de Dios.
- Reflexiona esto una y otra vez, todos los días y entonces podrás abandonarte con serenidad, incluso ante la dureza de aquello que no comprendes y que te causa dolor y preocupación.
Nunca olvides que Dios te quiere feliz aquí en el mundo, pero te quiere aún más , feliz con Él para siempre en el cielo.

- La SANTIDAD es conocer, amar y cumplir la voluntad de Dios. Amar y cumplir con alegría aquello que Dios te manda cada día a lo largo de tu vida.

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sábado, 10 de febrero de 2018

Con tu ayuda Madre!


Con la ayuda de la Virgen María, terminemos este rato de meditación con un propósito concreto, que nos moverá a realizar nuestro quehacer con más perfección, y que nos facilitará acordarnos con más frecuencia del Señor: «Ahí, desde ese lugar de trabajo, haz que tu corazón se escape al Señor, junto al Sagrario, para decirle, sin hacer cosas raras: Jesús mío, te amo»

Forja 747.  Jm Escrivá

Imagen cortesía de Antonio Cerezuela Palacios

viernes, 9 de febrero de 2018

Reza con toda la sinceridad de tu corazón

Dios de bondad, alabado sea tu Santo Nombre

Eres el Dios de lo imposible. Cuando todo parece estar perdido y sin solución, la esperanza renace y el milagro sucede

Cuando pienso que no me queda nada, que no tiene solución y que no soy merecedor de atención, Tú me miras y me garantizas que soy amado, digno de salvación, me garantizas que viniste a este mundo para mostrarme que soy amado por el Padre eterno, que quiere hacerme hijo suyo y que el cielo es para mí.

Gracias, Dios mío. Sólo me queda agradecer, diciendo cada día: “El Señor me miró y me salvó”.

Hoy puedo decir: soy Hijo de Dios, por la gracia divina, por su misericordia, por su amor. Soy eterno y eterna será mi felicidad: “He aquí lo que el Señor ha hecho por mí”.

https://es.aleteia.org/2018/02/09/si-no-encuentras-salida-haz-esta-oracion/

martes, 6 de febrero de 2018

SERÉIS MIS TESTIGOS



De la Historia del martirio de los santos Pablo Miki y compañeros, escrita por un autor contemporáneo.

SERÉIS MIS TESTIGOS

Una vez crucificados, era admirable ver la constancia de todos, a la que los exhortaban, ora el padre Pasio, ora el padre Rodríguez. El padre comisario estaba como inmóvil, con los ojos fijos en el cielo. El hermano Martín cantaba salmos en acción de gracias a la bondad divina, intercalando el versículo: En tus manos, Señor. También el hermano Francisco Blanco daba gracias a Dios con voz inteligible. El hermano Gonzalo rezaba en voz alta el padrenuestro y el avemaría.

Pablo Miki, nuestro hermano, viéndose colocado en el púlpito más honorable de los que hasta entonces había ocupado, empezó por manifestar francamente a los presentes que él era japonés, que pertenecía a la Compañía de Jesús, que moría por haber predicado el Evangelio y que daba gracias a Dios por un beneficio tan insigne; a continuación añadió estas palabras:

«Llegado a este momento crucial de mi existencia, no creo que haya nadie entre vosotros que piense que pretendo disimular la verdad. Os declaro, pues, que el único camino que lleva a la salvación es el que siguen los cristianos. Y, como este camino me enseña a perdonar a los enemigos y a todos los que me han ofendido, perdono de buen grado al rey y a todos los que han contribuido a mi muerte, y les pido que quieran recibir la iniciación cristiana del bautismo.»

Luego, vueltos los ojos a sus compañeros, comenzó a darles ánimo en aquella lucha decisiva; en el rostro de todos se veía una alegría especial, sobre todo en el de Luis; éste, al gritarle otro cristiano que pronto estaría en el paraíso, atrajo hacia sí las miradas de todos por el gesto lleno de gozo que hizo con los dedos y con todo su cuerpo. Antonio, que estaba al lado de Luis, con los ojos fijos en el cielo, después de haber invocado el santísimo nombre de Jesús y de María, se puso a cantar el salmo: Alabad, siervos del Señor, que había aprendido en la catequesis de Nagasaki, ya que en ella se enseña a los niños algunos salmos. Otros, finalmente, iban repitiendo con rostro sereno:

«¡Jesús, María!.»

Algunos también exhortaban a los presentes a una vida digna de cristianos; con estas y otras semejantes acciones demostraban su pronta disposición ante la muerte. Entonces los cuatro verdugos empezaron a sacar lanzas de las fundas que acostumbraban usar los japoneses; ante aquel horrendo espectáculo todos los fieles se pusieron a gritar:

«¡Jesús, María!.»

Y, lo que es más, prorrumpieron en unos lamentos capaces de llegar hasta el mismo cielo. Los verdugos asestaron a cada uno de los crucificados una o dos lanzadas con lo que, en un momento, pusieron fin a sus vidas.

Enrique Álvarez Moro

sábado, 3 de febrero de 2018

Todavía será más


HERMANINOS, FELIZ MEMORIA DE NUESTRA MADRE!

El amor y el perdón llenan de sentido el resto de días q no son el día de nuestra muerte. Después es la consecuencia. Quien ama hasta dar la vida vive la muerte como un cerrar los ojos y caer en Sus brazos. Antes, se detiene siempre en la compasión. Todo es un ensayo del Cielo como para vivir en serio y todo es representación teatral como para no dejar que el mal tenga la última palabra. Cuando Dios y María viven en el corazón, el Cielo YA es pero TODAVÍA SERÁ MÁS. Somos el pueblo del Corazón de Dios. No dispensados de la prueba sino SALVADOS. No exentos sino VICTORIOSOS. No privilegiados sino AMADOS. Besos al Cielo para nuestra Madre!!!


Enrique Álvarez Moro

viernes, 2 de febrero de 2018

La obediencia es la mayor humildad



Consagrarse a Dios nunca es perder. Ni preocuparse de más. Preocuparte de más es asumir que Dios no sabe lo que está haciendo. Dame, Padre, el desprendimiento de corazón de María y de José y la alegría de Ana y de Simeón, porque a quien espera en fidelidad, Dios se hará el encontradizo. Nunca dejemos que nos maten a Dios en el alma. Antes, sacrifiquemos lo nuestro. María y José son Maestros de la espiritualidad de la ofrenda. Y de la Luz. Entregar lo nuestro nunca es perder. Es encontrar el sentido, la alegría, a Dios. CONSAGRARSE A DIOS ES OBEDECER. ES LO MISMO QUE AMAR. La obediencia es la mayor humildad. Es la santa candela que arde sin apagarse y que ilumina el camino a Dios para transitarlo con su Victoria. FELIZ JORNADA DE LA CANDELARIA, MIS BUENOS HERMANOS!

Enrique Álvarez Moro
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