Mañana iniciamos el gran regalo que Dios nos concede a través del tiempo santo de la Cuaresma. Está en ti si lo quieres abrir o no. Cristo ya tiene el corazón preparado para arrebatarnos del sinsentido, del pecado, de la soledad, de la persecución, de la muerte... en una Cruz. Y por amor. Y sin merecer... PARA QUE LA SALVACIÓN SEA SIEMPRE, LA CONVERSIÓN DEBE SER DIARIA. Hay que vigilar el corazón. Discernir. Optar por el máximo amor posible. No debemos tener miedo a accidentarnos.
Enrique Álvarez Moro
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