Señor Jesús,
te doy gracias por la vida ardiente y apasionada
de tu siervo San Francisco Javier,
apóstol incansable que llevó tu Evangelio
hasta los confines del mundo.
Tú encendiste en él un corazón grande, capaz de cruzar mares y fronteras,
de aprender lenguas nuevas, de tocar con tu misericordia la vida de los más pobres y olvidados.
Haz que su celo apostólico
despierte también en mí un deseo profundo de anunciarte con gestos, palabras y vida.
San Francisco Javier,
misionero del corazón de Cristo, que atravesaste la India, Japón y las islas lejanas para llevar la luz del Evangelio;
que consolaste a los enfermos,
enseñaste a los pequeños,
y encendiste esperanza en los que no conocían al Señor:
Ruega por nosotros.
Alcánzanos un amor vivo por Jesús,
una FE valiente que no se canse,
una entrega generosa que no mida sacrificios.
Haz que sintamos, como tú, la urgencia de llevar a Cristo a quienes más lo necesitan.
Ruega por nuestras familias,
por nuestros enfermos,
por todos quienes, en nuestra conversión diaria, buscamos comprender y dar sentido a nuestra vida,
por quienes están lejos de Dios, y por todos los misioneros que hoy
continúan tu obra con humildad y coraje.
Que tu ejemplo nos anime
a vivir y llevar sin miedo el Evangelio, siempre con alegría, compasión y esperanza.
San Francisco Javier,
misionero del amor de Cristo y patrono de las misiones,
Ruega por nosotros.
Amén.

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