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En este mundo cada vez más materialista y enemigo no sólo del
cristiano, sino del hombre mismo; es necesario alimentar nuestra mente,
corazón y alma, además de con la Palabra de Dios, también con la lectura de
vidas de santos.
Efectivamente los santos eran personas como nosotros, que
vivieron en su tiempo las mismas pruebas que ahora pasamos nosotros, y ellos
nos enseñan a superarlas, no sólo mostrándonos cómo las superaron ellos en
aquel tiempo, sino que nos hacen de intercesores poderosos ante la
Omnipotencia de Dios, para ayudarnos a salir airosos de dichas pruebas.
Reenfervoricémonos con la fogosidad e impetuosidad de un San
Ignacio de Loyola, o la ternura y sencillez de una Santa Teresita. Cada uno
encontrará un santo acorde a su estado de vida y a la situación que le está
tocando vivir.
Demos gracias a Dios que ha puesto a los santos, estas lumbreras
en el camino de la vida, para que la humanidad no pierda el rumbo y, si los
hombres quedan encandilados al mirar al Sol de Justicia, Jesucristo, puedan
poner los ojos en los santos, seres de carne y hueso como nosotros, de los
cuales algunos, muchos, fueron grandísimos pecadores.
Leer vidas de santos es tomar fuerzas para seguir más de cerca al
Señor, imitando a estos héroes de la virtud, y haciendo “locuras” por el amor
de Dios y de los hombres, trabajando incansablemente y con ardor en la
salvación de las almas, y en la salvación del mundo entero.
Si no sabemos por dónde empezar, hagámoslo sencillo, comencemos
por “La Historia de un Alma”, de Santa Teresita del Niño Jesús.
Elijamos algún santo que nos mueva a querer conocer su vida e
imitarla en lo imitable, porque el mundo, con sus modas y máximas mundanas y
satánicas, nos va haciendo olvidar de lo realmente importante para nosotros:
salvar la propia alma, y nos va entibiando y alejando de las fuentes de
calor, que son la Palabra de Dios, la Eucaristía, la Virgen, la oración, la
buena lectura como las vidas de santos.
Estamos a tiempo todavía. Si no nos hemos apagado del todo en
nuestra fe, entonces es tiempo de echar mano a los recursos que el Cielo nos
provee, y empezar con esta sencilla práctica de gozar de la lectura de las
vidas de nuestros santos favoritos. Busquemos buenos libros, buenos autores,
que traten sobre los santos, y lancémonos a este mundo para hacernos amigos
de los Amigos de Dios: los Santos.
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miércoles, 18 de mayo de 2016
Leer vidas de santos.
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