Gritaré que, el
Amor con mayúsculas tiene un nombre:
¡Padre!
Que Él me
acompaña desde la eternidad y que,
un día como a Ti
Jesús,
me aguarda para
darme un abrazo de fiesta y definitivo.
Con tu Espíritu
Santo, Señor.
Cantaré el gozo
de haber compartido mi vida contigo,
la fuerza que
tus Palabras han dejado por el camino de mi vida,
la ilusión de
haberte conocido,
animándome en mi
tristeza, levantándome en mis caídas
y dándome Vida,
donde yo sólo
creía hallar la muerte.
Con tu Espíritu
Santo, Señor.
Sentiré y
proclamaré que soy de los tuyos
que, en tu
Iglesia, me siento llamado a dar y recibir
dones y
carismas, caridad y alegría,
perdón y
humildad, comprensión y compañía.
Con tu Espíritu
Santo, Señor.
Iluminaré las
entrañas de mi corazón, y luego,
llevaré esa luz
a los que se hallan en tinieblas,
a los que, hace
poco o mucho tiempo,
dejaron de
respirar el oxígeno de tu Santo Espíritu,
sumergiéndose en
una atmósfera sin sentido
Con tu Espíritu
Santo, Señor.
Me sentiré niño,
y abriéndome como un pequeño,
sabré que es
mucho lo que me espera:
respirar aires
de infinitud,
vivir como quien
nace de nuevo,
caminar sabiendo
que tengo un compañero a mi lado,
mirar a los
cielos con ojos bien abiertos,
soñar… con un
final de mis días en tus manos.
Con tu Espíritu
Santo, Señor.
Hablaré, y no
callaré sobre TI.
Me entregaré,
para nunca más cerrarme.
Avanzaré, sin
echar la mirada hacia atrás.
Cantaré, aun a
riesgo de quedar afónico,
entonando que,
al fondo de todo,
vives y
permaneces Tú.
Con tu
Espíritu Santo, Señor.
P. Javier Leoz
es una oración muy bonita y muy completa, Magda, gracias por compartirla con nosotros. En este día precioso de Pentecostés pidamos al Señor de nuevo el fantástico Don del Santo Espíritu que nos haga más semejantes a Jesús, Nuestro amado Señor. Un abrazo.
ResponderEliminarUn abrazo Felicitas!
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