Tema de
actualidad
Hoy la paz del mundo está amenazada, y esto es así porque la paz
del hombre con Dios está en crisis, ya que se vive en pecado y en un alma en
pecado no puede haber paz ni en sí mismo ni en su entorno.
Por eso la Virgen en todas sus apariciones nos pide conversión a
los hombres, para que reine la paz en los corazones y en la sociedad.
La paz no vendrá al mundo por la reunión de los “grandes” de la
tierra, es decir, los presidentes y políticos del mundo, sino que la paz vendrá
a la tierra por una sincera conversión de la humanidad a Dios.
Entonces estamos de acuerdo que lo más importante que tenemos que
hacer en estos momentos es evangelizar, llevar la Buena Noticia a todos los
hombres, incluso a los más cercanos a nosotros que no conocen o conocen mal a
Dios; y así seremos instrumentos de paz en un mundo sin paz.
El demonio odia a la humanidad y quiere llevar la división y la
discordia a todas partes. Él quiere destruir a los hombres, provocando guerras
crueles y sangrientas, llevando a la entera humanidad a la autodestrucción y al
aniquilamiento. Es por eso que tenemos que ser astutos y no dejar al demonio
que se salga con la suya. ¿Y cómo lo haremos? Ante todo, en primer lugar,
poniéndonos nosotros en paz con Dios y con nuestros hermanos, es decir haciendo
una sincera y completa confesión sacramental con un sacerdote, y perdonando de
corazón a todo aquel que nos haya ofendido. Así tendremos paz con Dios, con los
hermanos, y por ende, tendremos paz en nuestra alma, y desde allí la
difundiremos en nuestro entorno.
Si cada uno se ocupara y preocupara porque esto suceda en sí mismo,
¡qué milagros veríamos en el mundo!
Hoy el demonio lleva el odio a todas partes, especialmente con el
error diabólico del marxismo, que pregona la lucha entre los ricos y los
pobres, poniéndolos en contra y generando odio de clases, odio entre hermanos.
Estemos atentos y no nos dejemos ganar por el mal, sino venzamos el
mal con el bien.
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