Dios es bueno y nos ama
Hay muchas personas que, al sufrir algún accidente o mal, o incluso si
pierden a un ser querido, se enojan con Dios, dejan de ir a Misa, y se vuelven
hoscas con Dios y con las cosas de Dios, y terminan haciéndose malas, o al
menos indiferentes para con la religión.
Pero esto le sucede a quien tiene poca fe y no conoce la verdad, no sabe
distinguir la actuación de Dios, de la actuación de Satanás.
Porque si nos sucede algún mal, debemos saber que nunca el mismo viene de
Dios, sino del Maligno, del pecado y de los hombres malvados, pero jamás puede
venir de Dios, porque el mal es una imperfección y Dios no lo puede querer,
aunque a veces lo permite porque sabe sacar un bien del mal.
Si perdemos un ser querido porque nos lo arrebata la muerte, debemos
recordar que la muerte no la ha hecho Dios, sino que entró en el mundo por
medio del pecado, es decir, por la instigación de Satanás.
Así que estemos atentos a estos movimientos de nuestro corazón cuando nos
sobreviene alguna desgracia o pérdida, para no echarle la culpa a Dios,
alejándonos de Él y de su Iglesia, sino más bien correr a refugiarnos en Él y
pedirle ayuda para sobrellevar el dolor causado por el demonio o las criaturas.
No hagamos que el demonio cante victoria al vernos enojados con Dios, y por
ende, alejados cada vez más de Él, porque justamente eso es lo que busca el
diablo, que estemos lejos de Dios, para poder atraparnos y tenernos más dominados.
Recordemos el Libro de Job, cuando era el demonio el que le causaba todos
los daños, si bien Dios lo permitía. Y el diablo lo hacía para que el justo Job
maldijera a Dios, se enojara con Él, y entonces así pecara y fuera esclavo del
demonio.
Estemos atentos a estas cosas, porque incluso nadie las dice, y a veces hay
un lenguaje, incluso en los santos, que pareciera que es Dios el autor del mal.
Pero no es así, Dios no puede hacer el mal, aunque lo permite por sus altísimos
fines.
¡Bendito sea Dios!
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