ABRIL 28
Interesa lo que eres, porque ante tu conciencia y ante Dios es eso precisamente lo que vales; tú ves tu conciencia y Dios penetra el fondo de tu corazón.
Pero también interesa lo que piensas, pues, según pienses, se irá formando tu interior; ya amonestaron los antiguos: "dime lo que piensas y te diré quién eres".
Interesa también lo que sientes, pues las obras son fruto de los sentimientos; si bien los sentimientos proceden de las obras.
Interesa también lo que hablas, pues de la abundancia del corazón habla la boca; las palabras son los medios de comunicación de nuestra intimidad con los demás; no podemos comunicar una intimidad mezquina, raquítica o desmazalada; es preciso estar en disposición de poder comunicar algo positivo, una intimidad rica y enriquecedora, que lleve al bien y entusiasmo para la acción.
Todo: lo que hablas, lo que piensas, lo que sientes, constituye tu yo, y todo tu yo debe estar al servicio de los demás.
Los impíos "irán acobardados a dar cuenta de sus pecados y sus iniquidades se levantarán contra ellos para acusarles" (Sab, 4, 20). "Decid verdad unos a otros; juicio de paz juzgad en vuestras puertas; no meditéis en vuestro corazón mal unos contra otros" (Zac, 8, 17).
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