Foto de Kevin Carden,
Fotografía masterizada digitalmente,
Publicado en 2014
© Kevin Carden / GoodSalt
Libro de las Lamentaciones 3: 27-32
Es bueno para el hombre que soporte el yugo en su juventud. Que se siente a solas en silencio cuando se lo haya impuesto; que ponga su boca en el polvo, pues aún puede haber esperanza; que dé su mejilla al golpeador, y se llene de insultos. Porque el Señor no desechará para siempre, sino que, aunque cause dolor, tendrá compasión, según la abundancia de su amor constante.
Reflexión sobre la fotografía de arte contemporáneo
Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
Porque con tu santa cruz has redimido al mundo.
Mirándote, mientras caes por tercera vez, me doy cuenta de que yo también debería recoger mi cruz. No quiero, pero debería.
Me doy cuenta de que la cruz que me pediste que llevara ha arrojado sombras a lo largo de mi vida. Mientras camino, nadie puede verla excepto yo, y tú sabes que existe ese lado de sombra. Puedo verla proyectada en la pared.
Oh Jesús mío, ayúdame a dejar que mi propia cruz me transforme... y me forme.
Dame una disposición valiente, enérgica y generosa para hacerlo. Tú me has precedido. Como dijo Tomás de Kempis: "Llevad la cruz con alegría y ella os llevará". Jesús mío, ayúdame a hacerlo...
Padre nuestro, que estás en el cielo...
Ave María, llena de gracia...
Gloria al Padre y al Hijo...
Lectura normal del Evangelio para hoy, Domingo de Ramos: Marcos 11: 1-10:
Cuando
se acercaban a Jerusalén, a la altura de Betfagé y Betania, cerca del
monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos y les dijo: "Id a la
aldea que tenéis delante y, en cuanto entréis en ella, encontraréis
atado un pollino que nunca ha sido montado; desatadlo y traed
de la misma. Si alguien te dice: "¿Por qué haces esto?", simplemente di esto: "El
El Señor lo necesita y lo enviará aquí inmediatamente". ' Se fueron
y encontraron un potro atado cerca de una puerta, en la calle. Como estaban
Al desatarla, algunos de los transeúntes les dijeron: "¿Qué estáis haciendo?
¿desatar el pollino? Les contaron lo que había dicho Jesús, y permitieron
para que lo tomaran. Entonces llevaron el potro a Jesús y le arrojaron su
y se sentó en él. Muchas personas extendieron sus mantos sobre el
camino, y otros extendían ramas frondosas que habían cortado en los campos.
Entonces, los que iban delante y los que seguían gritaban,
"¡Hosanna!
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
¡Bendito sea el reino venidero de nuestro antepasado David!
Hosanna en el cielo más alto".
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