Mi Señor Resucitado, mi alma se desborda por sentir tu presencia poderosa y acogedora que despierta y llena de vida cuánto la rodea.
Ella aleja todo sentimiento de duda, angustia y tristeza.
Me siento feliz de tenerte conmigo y quisiera que nunca te fueras, quiero que permanezcas así: glorioso y triunfante en mi corazón.
Quiero sentir esa fe que se desborda por tu presencia, esa fe que me sostiene en los momentos difíciles de mi vida, la fe que me hace luchar con valentía para llegar a la meta en el cielo.
Gracias por tu sacrificio de amor en la cruz, tu gloriosa resurrección y la invitación a salir yo también del sepulcro que me estanca en el pecado y salir victorioso de tu mano.
Ayúdame a saberte reconocer en las tristezas y alegrías, en los momentos de aflicción y hasta en las crisis como la que actualmente vivimos.
Quiero recurrir a ti y saber valorar el gran regalo de la vida que nos das.
Consérvanos la gracia, purifica nuestro corazón.
Gracias Señor, ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!
Amén.
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Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma