Y en Él guardé mis dolores
cerré mis labios a las quejas
y enmudecí ante toda indiferencia que me hicieran y
lastimaran mi corazón.
En Él se refugiaron todos mis sufrimientos,
mi soledad,
la tristeza del desamor
y los sueños rotos.
Frente a tanto Amor gratuito,
mi amor quedó pequeño, insignificante y escondido ante tanto Amor divino.
Y en Él, solo en Él
pude comprender el abandono, la traición de quien amas y el callado dolor del que te hiere por la espalda.
Solo en Él y por Él comprendo que no hay amor más grande que te abrace y redima que el que Él aún hoy abrazándome me brinda.
Bendito rostro doloroso de mi Jesús
guárdame para siempre en las pupilas amantes que me miran fijo, pues ante tanto dolor que siento, solo atino a mirarte y refugiarme para siempre en Ti
mi amor que no defrauda, sino que me abraza con amor sublime y bendito.
Amén
Autor: Teresita Maria
https://www.instagram.com/ps_teresita
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