La luna envía sus resplandores de plata, y el Niño Jesús se duerme...su manita no suelta las flores (...) muy pronto, allá en la lejanía, divisa unos objetos extraños que no tienen ningún parecido con las flores primaverales. ¡ Una cruz, una lanza, una corona de espinas!
Y sin embargo, el Divino Niño no tiembla. ¡Eso es lo que Él escoge para demostrar a su esposa cuánto la ama...!
Pero esto no basta todavía. Su rostro infantil y tan hermoso ¡, lo ve desfigurado, sangrante, irreconocible!
Jesús sabe muy bien que su esposa siempre lo reconocerá, y que cuando todos lo abandonen, ella seguirá a su lado.
Santa Teresita del Niño Jesús
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