Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. El Verbo se encarnó en las purísimas entrañas de María, tomando de Ella toda su sustancia: su carne y sangre, aquella que recibimos en la Eucaristía.
María Inmaculada fue formada por Dios. Es la obra maestra de sus manos. Pero bien pudo haber dicho al ver el rostro de Jesús recién nacido: "Tú, mi Dios, Creador, Señor y Padre, hecho a mi imagen y semejanza". Dios modelado de los rasgos de la Virgen Inmaculada. En el Paraíso podremos contemplar ambos rostros glorificados, ¡miradas tan semejantes!
Gracias Jesús por habernos salvado. Gracias, Madre, pues por ti recibimos a Jesús.
Alejandro María
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, me alegra el alma