¡Que el Señor te bendiga! Voy a explicarte, como pueda, tu caso de
conciencia. ¿Hay unas preocupaciones o personas –hermanos u otras personas- que
te impiden amar al Señor Dios? Pues bien..., ama a los que te fastidian. A no
ser que el Señor te indique lo contrario, no exijas que ellos cambien de
actitud con respecto a ti. Losa debes amar tal como son...
Con esto reconoceré que amas al Señor, y que me amas a mí, su servidor y
el tuyo: si cualquier hermano del mundo, después de haber pecado cuanto es
posible pecar, puede encontrarse con tu mirada, pedir tu perdón e irse
perdonado. Si no te pide perdón, pregúntale tú si quiere ser perdonado. Y
aunque después de esto pecara mil veces contra ti, ámale todavía más de lo que
me amas a mí, y todo ello para llevarlo al Señor. Ten siempre compasión de
estos desgraciados. Y cuando se presente la ocasión haz saber a los guardianes
[de nuestras comunidades] tu firme resolución de actuar así.
San Francisco de Asís (1182-1226)
fundador de los Hermanos menores
Carta a un responsable franciscano
fundador de los Hermanos menores
Carta a un responsable franciscano
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