¡Dulcísima Madre mía! Aunque indigno de
aparecer en Tu presencia por mis muchos y grandes pecados, me presento hoy ante
Ti, con el deseo de ofrecer a tu Corazón Inmaculado el testimonio de mi filial
cariño, en desagravio de las injurias que recibes de tantos hombres ingratos.
¡Oh, quien tuviera, para desagraviarte
dignamente, el corazón abrasado de tus más amantes hijos, que cifraron su
gloria en amarte y toda su felicidad en servirte, aunque no tengo yo el amor de
estos siervos tuyos, propongo hacer con todo fervor este acto de reparación, en
honra de tu Corazón Santísimo! Recíbelo, Madre, como prueba de mi afecto, y
ayúdame con tu protección poderosa.
Amen.
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