Tenemos que estar prevenidos sobre una cierta concepción errónea de la
perfección, que se encuentra a veces en almas poco esclarecidas. Ocurre que
ellas sitúan toda la perfección en la observación puramente exterior y material
de las prescripciones. Aunque lo que diré parezca severo, no dudo en decirlo.
El sesgo nombrado, confina o lleva el riesgo de conducir al fariseísmo, que es
un gran peligro. (…)
Los fariseos pasaban a los ojos de la multitud como santos personajes.
Ellos se consideraban ellos mismos santos. Hacían consistir toda su perfección
en la exactitud en el cumplimiento de las observancias exteriores. Ustedes
saben que su fidelidad a la letra y su puntualidad eran tan meticulosas, que
los ejemplos de su formalismo son a veces risibles. No satisfechos con guardar
muy escrupulosamente la ley de Moisés, que ya era una carga, agregaban un
verdadero catálogo de prescripciones de propia obra. Nuestro Señor las llamaba
la “tradición de los hombres” (Mc 7,8). Todo eso estaba exteriormente tan bien
observado que no había nada para reprocharles: imposible encontrar discípulos
de Moisés más correctos. (…)
Ustedes dirán: ¿No tenemos que observar todo lo que está prescripto? Por
cierto lo debemos observar. (…) Pero retengamos bien esto: lo que importa en
nuestra observancia es el principio interior que la anima. Los Fariseos
observaban todo minuciosamente pero era para ser vistos y recibir el aplauso de
la multitud. Esa desviación moral estropeaba a fondo todas las obras. En cuanto
a la observancia exterior, guardada matemáticamente, pero por ella misma y sin
nada que la ennoblezca, no es para nada la perfección. Es necesario que la vida
interior sea el alma de nuestra fidelidad exterior. Esta debe ser el resultado,
fruto y manifestación de sentimientos de fe, confianza y amor que rigen en
nuestro corazón.
Beato Columba Marmion (1858-1923)
abad
Los instrumentos de las buenas obras (Le Christ Idéal du Moine, DDB, 1936), trad. sc©evangelizo.org
abad
Los instrumentos de las buenas obras (Le Christ Idéal du Moine, DDB, 1936), trad. sc©evangelizo.org
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