Pastor de eterno amor, la mayor de todas
las posesiones que puedo tener, es sentir que vives en mi corazón. Gracias por
tu presencia sanadora en mi vida y por ese amor que me ha ayudado a recuperar
mi paz y bienestar.
Ven y aleja de mi camino toda angustia,
calumnia y ensañamientos de los que no quieren que sea feliz a tu lado, de los
que buscan hacerme daño o separarme de tu gracia de alguna manera.
Quiero seguir únicamente tu voz, esa voz
que consuela, anima e inspira al esfuerzo y al bien, no esa voz confusa del
mundo que me invita a perderme en placeres pasajeros que terminan en desgracias
y lamentos.
Te reconozco como mi Pastor y Salvador.
Tú no me dejas solo en ningún momento, al contrario, me das la fuerza necesaria
en mis flaquezas para seguir adelante, renovándome en la esperanza y la fe.
Tu amor me da consuelo, me guía y me
protege, me infunde ánimo y valor. Como Buen Pastor me cuidas y atiendes mis
necesidades y ruegos, alejando de mí todo sentimiento de miedo e inseguridad.
Ven Señor, no tardes y dame la fortaleza
para realizar con éxito todo lo que me propongo, acompáñame en mis decisiones y
no permitiendo que me desanime cuando las cosas no van tan bien como las había
planeado.
Sé que tu amor me sostiene y dispone mi
corazón para recibir tu bendición y comenzar con optimismo todas las
situaciones que hoy me toca vivir.
Mi vida está en tus manos, todo te lo
entrego. Tú lo eres todo para mí. Eres mi guía, mi fortaleza, el mar de
felicidad en el que nunca me pierdo. Amén.
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