En momentos difíciles que nos tocan en la vida, es bueno pensar en
las cosas buenas y en todo lo que hemos recibido de Dios y de la vida. Porque a
veces vemos todo negro y no atinamos a rememorar tantas cosas buenas que nos
han pasado, que hemos vivido.
También la Santísima Virgen guardaba todas las cosas en su Corazón, como nos dice el Evangelio, y las meditaba en su interior. Y así, llegado el tremendo drama del Calvario, cuando veía a su Hijo en tan atroz sufrimiento y abandono, Ella recordaba el día glorioso en que lo dio a luz en Belén, y el canto de los ángeles y todos los milagros y obras de su amado Hijo, y eso la consolaba, la sostenía en su casi infinito sufrimiento.
Nosotros debemos ser inteligentes y, si nos damos cuenta de que estamos en uno de esos días negros o en momentos malos y tristes, tenemos que pensar en las cosas buenas que nos han pasado, en lo bueno que hemos recibido de Dios y de los hombres, de las criaturas y de la vida. Y a no quejarnos de que no hemos recibido nada, porque todos hemos recibido mucho de Dios, y Él nos ama infinitamente.
Pero es que, además de pensar en lo bueno que nos pasó, también tenemos que meditar que no es esta vida terrena y miserable nuestro destino final, sino que nuestra Patria es el Cielo, que Dios nos ha prometido y al cual estamos seguros de llegar, si vivimos de acuerdo a la Ley de Dios.
Entonces recordemos esto: Cuando nos llegue ese momento triste, ese día negro, esa oscuridad en la mente o en el alma, encendamos una luz con la evocación de todas aquellas cosas buenas y bellas que hemos recibido a lo largo de la vida. Incluso remontémonos más allá del tiempo, al momento en que Dios nos pensó y con un latido de su querer amoroso nos creó, por amor y para que seamos felices.
Aprendamos de María, que guardaba y meditaba todas las cosas en su corazón. Porque Dios nos ha creado con un corazón y una mente, y es para que los usemos. Reflexionemos un poco para no perder la esperanza y la alegría de vivir.
La vida está mechada de claros y oscuros, de luces y sombras, de alegrías y tristezas, de dolores y de gozos; pero está en nosotros que cuando atravesemos un momento difícil, busquemos consuelo y ánimo en los buenos momentos vividos, en los dones que hemos recibido
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