María Madre Misericordiosa
Si confiamos en Dios, en quien la Bondad está junto a la Justicia; mucho
más debemos confiar en María Santísima, pues en Ella no hay nada terrible ni
demasiado sublime, y por ello es más acorde a nuestra debilidad.
Meditemos en las siguientes palabras que la Virgen le dirige a Sor
Natalia Magdolna, y hagámoslas nuestras, para confiar ciegamente en nuestra
Madre del Cielo:
“–Querida hija mía, es penoso para mí
que tú dudes. Confía en mí aún al grado de parecer tonta. Yo no te dejaré caer.
¿No soy yo una Madre amorosa? ¿No soy yo mejor que tú? Sé contenta y feliz con
el destino que mi Hijo ha marcado para ti. Pon tus propios planes dentro de mi
Corazón maternal. De esta manera tú serás agradable a mí y a Jesús. Como
ustedes quieren a sus hijos y los cuidan, Yo los quiero aún más y cuido de
ustedes. Yo te llevo en la palma de mi mano y te baño con mis gracias, en
proporción de como tú te aferres a mí.
–En respuesta me gustaría pedirte que
sonrías siempre cuando tú me hables a Mí, a tu familia y a todos los que
encuentres. Podría ser este el pan de gracia diario hasta tu muerte. Siempre
que tú sonríes a alguien yo te sonrío a ti. Este será el secreto de amor entre
nosotras dos. Tú debes leer mis mensajes, especialmente cuando la amargura de
la vida te llegue al corazón.”
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