Señor, que sepa apreciar siempre a los demás con sus condiciones personales, humanas, sociales, religiosas, políticas.Que sea capaz de vivir el valor de la hospitalidad y de la acogida a los demás sin importarme quien sea y qué represente sino mirar sólo el corazón para enriquecerme y complementarme con él. Señor, Tú viviste en tus propias carnes el rechazo, el abandono y la humillación y ahora esto a mí me escandaliza; sin embargo, muchas veces no me preocupan aquellas personas que no son valoradas por su corazón y por lo que son sino tan sólo por su origen, el lugar donde han nacido, su formación intelectual, sus riquezas, sus capacidades. Si alguna vez los rechazo, Señor, también te estoy rechazando a ti que estás en cada uno de ellos, en su corazón, en sus necesidades y sus anhelos.
Derrama, Señor, tu Espíritu en los corazones de todos nosotros que hemos sido creados a imagen y semejanza tuya; que somos piel de tu piel sin importar el color que tengamos, el credo que profesamos, la condición social que tengamos. Ayúdame, Señor, a amar como amarías Tu.
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