San José, humilde artesano de Galilea, te confiamos nuestra profesión, con la cual y para la cual trabajamos, también te confiamos a los que no tienen empleo ni recursos.
Enséñanos a santificarnos y a santificar al Señor mediante nuestro trabajo. Ayúdanos a compartir sus frutos. Y a ti que cubriste las necesidades materiales de la Sagrada Familia, ponemos bajo tu mirada la vida temporal de nuestras familias, de nuestras comunidades y de nuestras diócesis.
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