EvDH:”Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.”Cuando nos acercamos a la Luz, además de que frente a nosotros hay más brillantez, también nuestra sombra se hace presente y se hace mayor. Por lo tanto al llegar delante de Dios se clarifican cosas que aún hay que dejar en su lugar, o bien deshacerse de ellas, para llegar libres delante de él y seguir.Cuando se pierde la confianza, cuando no se puede forzar la sincera amistad, toca aceptarlo y en todo caso dejarlo en saldo a favor, aclarado, conversado (cuando sea posible) y perdonado.Revisar nuestro interior y descubrir que ya no causa peso ni estorbo en nuestro poder ser nosotros mismos frente a Dios.De ahí que reconciliarte es dejar todo en su lugar, y saber qué distancia real existe a partir de eso, con la calma de que no hay nada de más en nuestro corazón por nadie, ni contra nadie.
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