EvDH:"Mientras estos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Él no sabía lo que decía.
Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor.
Desde la nube se oyó entonces una voz que decía:
"Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo".
Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo.
Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto.
Este momento sobrepasa cualquier descripción, aún lo escrito queda lejos de lo que se puede imaginar.
Nos acercamos a Pedro y a su frase: "¡Qué bien se está aquí!", porque es la frase que narra la sensación de ese instante de Eternidad. La promesa existe y persiste, Jesús nos aseguró moradas en la Casa del Padre, y sin duda ahí se estará eternamente muy bien.
Pero en el "mientras", está la misma voz del Padre que nos dice "¡ESCÚCHENLO!"
Habrá momentos en nuestra historia en los que El Cielo y la Tierra se abracen, y nos tocará disfrutarlos en su totalidad.
Por ahora, en nuestro día a día, pidamos al Espíritu Santo el Don de escucharlo, de saberlo, de conocer Su Voz y Su silencio. Y que seamos instrumentos para que muchos más puedan también llegar a escucharlo.
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