No me maldigas como a la higuera (cf Mt 21,19),
aunque me parezco al árbol estéril,
por miedo a que el follaje de la fe,
sea desecado con el fruto de mis obras.
Mas fíjame en el bien,
como el sarmiento sobre la vid santa,
del que se ocupa tu Padre celestial (Jn 15,2)
y que hace fructificar el Espíritu por el crecimiento.
Y el árbol que soy, estéril en frutos sabrosos,
pero fecundo en frutos amargos,
no lo arranques de tu viñedo,
pero cámbialo, cavando en el estiércol.
San Nersès Snorhali (1102-1173)
patriarca armenio
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