Señor mío, tu habitas en mi corazón desde el momento en que te dejé entrar a mi vida. No quiero nada más que tu presencia, sentir la libertad que me das y las fuerzas para ya no ser esclavo de nada.
Te bendigo por un día más, por sentir
alivio en tu compañía cuando se me acercan las pruebas, porque a tu lado puedo
respirar cuando los problemas quieren ahogarme.
Sé que nada puede separarme de Ti. Tú
eres el gran YO SOY, el que abrió caminos de bendiciones y dispuso mi corazón a
la salvación para disfrutar de tus maravillas al final de mis días.
Abre mi corazón, mi entendimiento y todo
aquello que se ha bloqueado en mi interior que no ha podido acogerte en toda su
plenitud que navega aún por laberintos de miedos y de dolor.
Ayúdame a vivir de manera diferente, a
aceptar por completo tu propuesta de salvación y a esforzarme por llegar a ti
con la menor mancha posible en mi alma. Sé que no me dejarás solo en este
camino
Si me confío a Ti, nada me faltará, por eso
ruego a tu Santa Madre para que me guíe en el proceso de saber amarte,
seguirte, escucharte y meditar cada una de tus Palabras en mi corazón.
No importa ahora si me siento solo, en
Ti encuentro el impulso que necesito para romper mis ataduras, levantarme y
alcanzar mis sueños de felicidad.
Acompáñame, oh amado mío, poderoso Rey y
amigo incondicional, a hacer de mis días tesoros valiosos que guarde en mi
corazón.
Amén.
Pildoras de Fe
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