Si no busco el
poder, ningún poderoso podrá hacerme daño.
Si no ambiciono
riquezas, jamás me sentiré amenazado por la miseria.
Si no corro tras
los honores, convertiré toda humillación en humildad.
Si no me comparo
con nadie, seré feliz con lo bueno que hay en mí mismo.
Si no me dejo
invadir por la prisa,
encontraré tiempo
para todo lo necesario.
Si no soy esclavo
de la eficacia, daré el fruto que los demás esperan de mí.
Si no me enredo en
la competitividad,
entraré en comunión
con lo bueno que hay en todo.
Si vivo a fondo el
momento presente, seré dueño absoluto del pasado y del futuro.
Si acepto el
fracaso en mi vida,
habré librado mi
vida de todo frustración.
Si vivo para el
AMOR, el AMOR estará siempre vivo en mí.
P. Javier Leoz
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