Somos introducidos en el mundo por María

 

Cuando María recibió el amor del Espíritu Santo, que fue el amor esponsal de su alma, también recibió a su Hjo muerto en los brazos. (…)Tenia mucha confianza en Dios, y entendió lo que muchas madres entenderán únicamente en el cielo; supo sostener la vista del asesinato de su Hijo, tumbado allí, muerto, y sin embargo creer en el grito del Padre: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo todas mis complacencias». Dios exige un valor extremo en el amor; la Esposa del Espíritu debe responder con fuerza como Él es fuerte. 

Habría sido mucho más fácil para ella, si se le hubiese pedido renunciar a todos los «placeres terrenales» para dar a luz a Jesús en una seguridad completamente clausurada. Pero su consentimiento no se refería solamente al hecho de dar a luz a su propio hijo, Cristo; era necesario también dar a Cristo a todos siempre.  

Ella dice “sí” no solamente para dar a luz a Cristo, sino para darle, también, la muerte. La historia del mundo entero se resume en su corta vida histórica, y los hombres ignoran a menudo que son portadores de Cristo y que viven la vida de la Madre de Dios.

 

Caryll Houselander
En: The Reed of God (El Sarmiento de Dios), Sheed and Ward, Nueva York, 1944, pp.32-33

UN MINUTO CON MARIA

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