Segundo día .
Sábado Santo . 19 de abril de 2014
"Hoy
tráeme a las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos, y
sumérgelas en Mi misericordia insondable. Fueron ellas las que Me
dieron fortaleza para soportar Mi amarga Pasión. A través de ellas,
como a través de canales, Mi
Misericordia
fluye hacia la humanidad."
Roguemos por los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, pues por ellos se
derrama la Misericordia de Dios sobre la humanidad.
Jesús
Misericordiosísimo,
de quien procede todo bien, aumenta tu Gracia en nosotros (las almas de
Tus sacerdotes, religiosas
y religiosos) para que
realicemos
(realicen) dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos
que nos vean (los veamos), glorifiquen (glorifiquemos) al
Padre de Misericordia
que está en el Cielo.
Padre Eterno, mira
con Misericordia
a las almas de los sacerdotes, y a las almas de las
religiosas
y de los
religiosos;
otórgales el poder de tu bendición. Por el
Amor
del Corazón de tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de
tu Luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación, y a una
sola voz canten alabanzas a tu Misericordia
sin límite por los siglos de los siglos. Amén.
Sugerencia de textos para
meditar en este segundo día de la Novena
"Ya que tenemos
en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el
Cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. Porque no
tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras
debilidades; al contrario, Él fue sometido a las mismas pruebas que
nosotros, excepto en el pecado. Vayamos, entonces, confiadamente al
trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia
de un auxilio oportuno." (Heb. 4, 14-16).
"Como elegidos de
Dios, pueblo suyo y amados por él, revístanse de sentimientos de
compasión, de bondad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia.
Sopórtense mutuamente y perdónense cuando alguno tenga motivos de queja
contra otro. Del mismo modo que el Señor les perdonó, perdónense también
ustedes. Y por encima de todo, revístanse del amor que es el vínculo de
la perfección." (Col 3, 12-14)
Jesús de Nazareth, el Hijo
de Dios Misericordioso, hecho hombre, revela definitivamente el Rostro
Misericordioso del Padre. El Señor Jesús, por su Cruz y Resurrección,
permite que la Misericordia alcance todos sus frutos. En el Evangelio la
predica y la ilustra por medio de parábolas como la de la oveja perdida
( Lc. 15, 1-7) e invita a todos los que creen en Él a practicar obras de
misericordia en favor del prójimo (Mt. 5, 7)Jesús le dijo a Santa Faustina y así quedó consignado en su Diario Espiritual: "Haz de saber, hija mía, que mi Corazón es la Misericordia misma" y le solicitó que lo anunciara al mundo: "... di que soy el Amor y la Misericordia mismos". (Diario 1074 y 1077).
http://juanpablomagno.org/DivinaMisericordia/DivinaMisericordia.Novena.htm
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