Sexto día
. Miércoles 23 de abril de 2014
"Hoy tráeme a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños
pequeños, y sumérgelas en Mi misericordia. Éstas son las almas más
semejantes a Mi Corazón. Ellas Me fortalecieron durante Mi amarga agonía.
Las veía como ángeles terrestres que velarían al pie de Mis altares. Sobre
ellas derramo torrentes enteros de gracias. Solamente el alma humilde es
capaz de recibir Mi gracia; concedo Mi confianza a las almas humildes".
Roguemos por los
niños pequeños y por aquellas almas que se han hecho iguales a ellos en su
pureza y simplicidad.
Jesús, tan
misericordioso, Tú Mismo has dicho: Aprendan de Mí, que soy manso y humilde
de corazón. Acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas
mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan a
todo el Cielo
al éxtasis y son las preferidas del Padre celestial. Son un ramillete
perfumado ante el Trono
de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios Mismo. Estas almas tienen una
morada permanente en Tu compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno de
amor y misericordia por la eternidad.
Padre Eterno, mira
con Misericordia
a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños que están
encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Estas almas son las
más semejantes a Tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y
alcanza Tu Trono.
Padre de Misericordia
y de toda bondad, te suplico por el
Amor
que tienes por estas almas y el gozo que Te proporcionan, bendice al mundo
entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de Tu
Misericordia
por los siglos de los siglos. Amén.
Sugerencia de un texto para
meditar en este sexto día de la Novena
"La Iglesia proclama la
verdad de la misericordia de Dios, revelada en Cristo Crucificado y
Resucitado, y la profesa de varios modos. Además, trata de practicar la
misericordia para con los hombres a través de los hombres, viendo en
ello una condición indispensable de la solicitud por un mundo mejor y
«más humano», hoy y mañana. Sin embargo, en ningún momento y en ningún
período histórico —especialmente en una época tan crítica como la
nuestra—la Iglesia puede olvidar la oración que es un grito a la
Misericordia de Dios ante las múltiples formas de mal que pesan sobre la
humanidad y la amenazan. Precisamente éste es el fundamental
derecho-deber de la Iglesia en Jesucristo: es el derecho-deber de la
Iglesia para con Dios y para con los hombres". (Beato Juan Pablo II
. Dives in Misericordia).
http://juanpablomagno.org/DivinaMisericordia/DivinaMisericordia.Novena.htm
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