cuando la incertidumbre me rodea
y mi corazón vacila entre la fe y el miedo,
ven en mi auxilio con Tu misericordia.
Cuando oro y el silencio me pesa,
cuando no entiendo el sufrimiento,
cuando las decisiones me confunden
o el mal parece más fuerte que el bien,
muéstrame, Señor, que sigues aquí.
Espíritu Santo,
sopla sobre mi alma
y devuélveme la paz que nace de confiar.
Que mis dudas no me alejen de Ti,
sino que me impulsen a buscarte más,
a esperar en medio de la niebla,
a caminar aunque no vea el final del camino.
Señor Jesús,
enséñame a descansar en Tu Palabra,
a sostenerme en la cruz
cuando no halle respuestas,
y a seguirte con el corazón abierto.
María, Madre de la fe,
guarda mis vacilaciones en tu Corazón,
y preséntalas ante Tu Hijo,
para que Él las transforme en confianza y amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Fuente:FE y más FE.

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