al despertar a este nuevo día, toda la creación se une en un himno que no termina,
y nosotros, pequeños ante Tu grandeza, queremos unir nuestro corazón a esa alabanza eterna.
“Sol y luna, bendigan al Señor”;
que Tu luz ilumine nuestras decisiones
y que nada opaque la fe con la que queremos caminar hoy.
“Estrellas del cielo, bendigan al Señor”;
que en las noches de cansancio y dudas,
Tu claridad nos guíe y nos recuerde que nunca estamos solos.
“Lluvia y rocío, bendigan al Señor”;
que Tu bendición refresque nuestra vida,
sane lo que duele y renueve todo lo que se ha secado en el alma.
“Todos los vientos, bendigan al Señor”;
que Tu Espíritu sople donde más lo necesitamos
y nos conduzca por caminos de paz, humildad y fortaleza.
“Fuego y calor, bendigan al Señor”;
enciende en nosotros el amor, la fe y la esperanza,
para vivir este día con entrega y corazón agradecido.
“Fríos y heladas, bendigan al Señor”;
que aún en los momentos duros,
Tu presencia sea abrigo, refugio y compañía fiel.
Todo sea para Tu honra, poder y gloria.
A Ti la bendición por los siglos de los siglos.
Amén.
Fuente:FE y más FE.

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