“Si tú no vas a ser un buen religioso, yo te diría: regresa a la casa. Pero yo sé ahora que el Señor te quiere a su servicio. Y en mi dolor por estar separada de ti, te digo resignada: que Dios te bendiga, hijo mío, y te haga santo”.
Brígida Choudiac, madre de san Chárbel Makhlouf, a su hijo, el día que fueron por él al Monasterio e intentaron llevarlo de nuevo a casa.
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