«Aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón». Mt. 25, 11
El trato directo entre San José y Jesús: Hay que adentrarse en esa casa humilde y contemplar a San José cuidando de su Hijo Jesús y saborear y hacer nuestra esa escena que a la vez es un modo de vida.
No es un momento fugaz e irrepetible, sino que muchas veces, y cada vez con más amor en su corazón, ¡José ama a Jesús! Le cuida con todo su esmero, pero también le educa como padre en la obediencia.
Jesús ve a su padre José y José se acerca a Jesús como padre. Jesús aprende a obedecer. ¡Dios hecho carne obedece!
La paradoja de la humildad, que ensalza a quien se hace pequeño y sencillo.
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