“El Avemaría bien dicha, es decir, con atención, devoción y modestia, es –según los santos- el enemigo del diablo, a quien hace huir, y el martillo que lo aplasta. Es la santificación del alma, la alegría de los ángeles, la melodía de los predestinados, el cántico del Nuevo Testamento, el gozo de la Sma. Virgen y la gloria de la Sma. Trinidad…”.
“Les ruego, pues, con la mayor insistencia y por el amor que les profeso en Jesús y María…que recen también el Rosario y, si tienen tiempo, los quince misterios, todos los días. A la hora de la muerte bendecirán el día y la hora en que aceptaron mi consejo. Y después de haber sembrado en las bendiciones de Jesús y María, cosecharán las bendiciones eternas. ‘Quien hace siembras generosas, generosas cosechas tendrá’ (2 Cor 9,6).”
San Luis María Grignion de Monfort
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