Te sueño, y soñándote despierto queriendo encontrarte.
Te anhelo, y anhelándote mi alma en cada alba se levanta buscando el pasar animoso de tu ternura.
Te pienso, y pensándote mi corazón aviva el deseo de tenerte presente.
Te espero, y esperándote ansío la suave briza que traiga la noticia que ya vienes en camino.
Te busco, y buscándote me pierdo en tus andares, recorro los lugares de tus amores, añorando descubrir que también andas en mi camino.
Te encuentro, y al encontrarte en los que me has dado como hermanos, con la fuerza de mi necesidad te abrazo como amigo.
Te siento, y sintiéndote mí espíritu vuela libre y surca indetenible el cielo de tus bondades.
Y te amo, Amado, y amándote trasciendo, y soñarte, pensarte, anhelarte no es ya necesario, pues en tu amor me has unido a ti para siempre.
Amén
P. Yerko Reyes
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